Imagen de los Jardines de la Fonte Baixa
Imagen de los Jardines de la Fonte Baixa - ISABEL GÓMEZ

La historia del fundador de Panrico que creó el botánico privado más grande de Europa

José Rivera de Larraya, marqués de San Nicolás de Noras, compró 58 fincas en Luarca para crear los Jardines de la Fonte Baixa

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Es un pecado ir a Asturias y no dejarse caer por Luarca, pero mayor aún lo es acercarse a Luarca y no pasar una mañana perdido por las veredas, rinconadas y miradores de los Jardines de la Fonte Baixa, un parque de titularidad privada, pero abierto al público. Se organizan dos visitas cada día, a las 11.00 y a las 16.00 horas, guiadas por José Manuel, guardés de la finca. El precio de la entrada para los adultos: 5 euros. Es necesaria hacer una reserva previa en el teléfono 678 86 52 76. En principio, la ruta dura dos horas y media, pero los interesados pueden quedarse el tiempo que deseen.

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Los Jardines de la Fonte Baixa están considerados el botánico privado más grande de Europa, con 567 especies vegetales diferentes. Entre ellas, 25.000 azaleas, 25.000 rododendros, 10.000 camelias, hortensias que podrían ocupar 4,5 kilómetros en línea, 4.000 palmeras, 4.000 acebos... Y así, una lista intermibale.

La finca incluye una vivienda de mil metros cuadrados, con once cuartos de baño, seis salones, siete habitaciones y 12.000 metros cuadrados de jardines. El conjunto se puso a la venta en 2014 por un precio que, según se publicó entonces, rondaba los nueve millones de euros. Sin embargo, hasta ahora la propiedad sigue en las mismas manos, cuidada por cuatro jardineros y dos guardeses, uno de los cuales se ocupa de las visitas turísticas.

Francisco Lópe-Seivane, autor del blog Crónicas de un nómada, entrevistó en alguna ocasión al creador de este tesoro de la naturaleza. Aquí reproducimos parte de su relato, y el enlace a la entrada del blog donde cuenta la historia completa.

«Es sabido que toda gran obra suele ser la sombra alargada de un solo hombre. En este caso, hay que hablar de D. José Rivera de Larraya, marqués de San Nicolás de Noras, que tuvo la amabilidad de recibirme en su casa, sita en lo más alto del parque, y contarme en detalle los avatares de una vida de película.

De panadero a escultor de la naturaleza, la vida de José Rivera de Larraya fue especial desde su nacimiento en una familia aristocrática que le envió a estudiar a Inglaterra a los doce años, en plena posguerra. Era una época en la que se pesaba a los pasajeros con el equipaje, como pudo comprobar más tarde cuando se trasladó a Santa Bárbara, California, con la primera beca concedida a un español por el American Field Service. De vuelta a España, en 1956 fue nombrado director del Feed Grain Council, una empresa dependiente del Departamento de Estado norteamericano, cuyo cometido consistía en encontrar destino en nuestro país a parte del excedente de grano norteamericano. Tras años de realizar con éxito esta labor, se asoció en 1961 al catalán Costafreda para poner en marcha una empresa, Panrico, que llegó a tener cuatro mil empleados y trajo la modernidad a España en lo que a elaboración y distribución de pan industrial se refiere, aunque hoy ya ha sido absorbida como una estrella enana por el inmenso poder de las grandes multinacionales.

Pero nada es eterno, y en la vida de José Rivera, ya marqués titular de San Nicolás de Noras, algo de lo que nunca alardea, se sucedieron los cambios. Abandonó la empresa con cierto desencanto, tras contraer matrimonio en segundas nupcias, en 1991, con Rosa María Pardo, Queca, sumando entre ambos diez hijos y veintisiete nietos. Antes se había enamorado de Luarca y decidió comprar una finca en el sitio del Chano, en lo alto de una vallejo que se abre al mar. Después, otra y otra, hasta terminar adquiriendo todo el vallejo, nada menos que 58 fincas de 38 propietarios distintos, y estableciendo, en compañía de su mujer, el mayor parque-jardín botánico privado de España con cerca de 20 hectáreas.

Bien asesorado, se dedicó a plantar flores, árboles y plantas hasta alcanzar cifras de Guinness: decenas de miles de azaleas, camelias, rododendros, acebos, tejos, sauces, abedules… por no mencionar los ejemplares únicos traídos de tierras lejanas, como 15 cedros del Líbano, o un arce japonés de 250 años por el que pagó 47.000 euros en una subasta en Tokio.

Lee la historia completa de los Jardines de la Fonte Baixa en el blog de Francisco López-Seivane.

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