Cinco de los mejores campos de golf de las islas Canarias

Propuestas en las islas del archipiélago para combinar buen tiempo y golf en invierno

Anfi Tauro (Gran Canaria)

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A las Canarias se les conoce como las Islas Afortunadas, pero quienes realmente deberían apropiarse de ese calificativo son los miles de golfistas que todos los años disfrutan de su deporte favorito en el archipiélago. Con una oferta de 26 campos en cinco de las siete islas , han conseguido el complemento perfecto al turismo que busca sol, playa y algo más. Con la gastronomía y la cultura aseguradas, unas buenas jornadas de golf con la familia o los amigos son la manera ideal de pasar unas vacaciones. A modo de ejemplo, y sin ánimo de dar envidia a la España que tirita de frío, ofrecemos una propuesta diferente en cada isla. En contra de lo que pueda parecer, los recorridos son de lo más diversos.

Anfi Tauro (Gran Canaria)

Se trata de un ambicioso proyecto de Von Hagge, Smelek y Baril de 2007 en el que trasladaron un concepto desértico con rocas, cactus y palmeras al valle de Tauro. Se encuentra cerca de Puerto Rico, al sur de Gran Canaria, y, como no podía ser de otra manera, cuenta con unas vistas increíbles sobre el océano Atlántico.

Golf Las Américas (Tenerife)

Golf Las Américas (Tenerife)

En este caso es uno de los clubes con más solera de la provincia, ya con 21 años de andadura (1998), y lleva la firma de uno de los nombres más prestigiosos del mundo del golf: John Jacobs. Ha acogido prestigiosos torneos internacionales, como el Tenerife Open de España del Circuito Europeo femenino.

Se trata de un recorrido que, aunque situado en el entorno de la playa del mismo nombre, está perfectamente separado de la arena por una exuberante vegetación, que hace que la sensación sea la de flotar en un oasis. Gracias a las ondulaciones del terreno, a los lagos y a su cuidado diseño, la experiencia siempre resulta interesante.

Tecina Golf (La Gomera)

Merece la pena conocer el único campo de golf de la isla solo por descubrir el curioso modo que tuvo Donald Steel de distribuir sus hoyos en 2003. Se empieza a jugar en lo alto de la Lomada de Tecina, donde el paisaje es muy árido, para ir descendiendo progresivamente por medio de terrazas hasta los hoyos de la zona baja del hotel, donde el entorno ya es plenamente tropical. Al no existir construcciones que circunden el campo, la sensación de placidez y las vistas oceánicas y del Teide hacen que parezca que se paraliza el tiempo.

Costa Teguise, en Lanzarote

Costa Teguise (Lanzarote)

Creado en 1978 por el golfista profesional John Harris, este veterano diseño desciende por la falda de un antiguo volcán con una decoración formada por lava volcánica, cactus y palmeras. La variada configuración de sus hoyos, que alterna numerosos golpes ciegos y otros que exigen gran colocación, hace que haya que ser preciso para alcanzar un resultado bajo. Además, los vientos cambiantes hacen que la experiencia de juego sea siempre diferente de un día para otro.

Salinas de Antigua (Fuerteventura)

Salinas de Antigua (Fuerteventura)

Uno de los nombres propios del golf español, Manuel Piñero, firmó una de sus mejores obras cerca de Caleta de Fuste, en la zona este de Fuerteventura. Como suele ser habitual en su filosofía, el maestro ofrece al jugador un reto estratégico en el que siempre debe colocar la bola en el lugar adecuado, teniendo en cuenta los vientos dominantes. Hay que jugarlo como si fuera un links, sorteando lagos y bunkers de arena volcánica frente a unas vistas asombrosas.

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