Los «nobles y discretos varones» que gobernaban a Toledo en el año 1905 posando en la balconada de las Casas Consistoriales, con el alcalde José Benegas y Camacho sentando en el centro
Los «nobles y discretos varones» que gobernaban a Toledo en el año 1905 posando en la balconada de las Casas Consistoriales, con el alcalde José Benegas y Camacho sentando en el centro - archivo municipal toledo
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Los consejos de Gómez Manrique a los concejales toledanos

«Nobles discretos varones, / que gobernáis a Toledo, / en aquestos escalones / desechad las aficiones, / codicias, amor y miedo. / Por los comunes provechos / dejad los particulares, / pues vos fizo Dios pilares / de tan riquísimos techos, / estad firmes, y derechos»

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Hoy sábado, 13 de junio, se constituyen las nuevas corporaciones municipales surgidas tras las pasadas elecciones. Junto a la enhorabuena, los hombres y mujeres que desde este momento ostentarán responsabilidades en cada uno de los pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha, recibirán un buen puñado de consejos, recomendaciones, advertencias y reflexiones sobre la corrección y rectitud con que han de desempeñar sus atribuciones públicas. De entre todas estas admoniciones, destacan por su originalidad, antigüedad y contundencia, las recogidas en las famosas quintillas atribuidas a Gómez Manrique que figuran en la escalera de acceso a la Sala Capitular del ayuntamiento toledano. ¿Las conocen o recuerdan?: «Nobles discretos varones, / que gobernáis a Toledo, / en aquestos escalones / desechad las aficiones, / codicias, amor y miedo.

/ Por los comunes provechos / dejad los particulares, / pues vos fizo Dios pilares / de tan riquísimos techos, / estad firmes, y derechos».

Diego Gómez Manrique nació en 1412 en la localidad palentina de Amusco. Era hijo de Pedro Manrique de Lara, adelantado mayor del reino de León, y de Leonor de Castilla y Alburquerque. Junto a sus hermanos guerreó contra Juan II y defendió la causa de los Reyes Católicos frente a las pretensiones de la Beltraneja. Tío del reconocido poeta Jorge Manrique, el 17 de enero de 1477 fue nombrado corregidor de la ciudad de Toledo, donde mantuvo serios enfrentamientos con el arzobispo Alonso Carrillo en defensa de la causa de Isabel y Fernando. Durante su mandato afrontó importantes reparaciones en el puente de Alcántara, tal y como se recoge en una inscripción del mismo, y según recogió Menéndez Pelayo en su Historia de la Poesía Castellana tuvo un marcado carácter pacifico y tolerante, como lo demuestra haber salvado en 1484 a los ciudadanos de Toledo de los primeros rigores de la Inquisición, consiguiendo que la reina Isabel aplazase hacer pesquisas sobre sus vidas y creencias.

Acorde con el espíritu que cultivaban algunos nobles de la época, Gómez Manrique compaginó las armas con las letras. Sus composiciones, canciones en su mayoría, se encuadran dentro de las temáticas lírica-amorosa, morales o elogios mortuorios. También firmó obras, como el auto Representación del Nacimiento de Nuestro Señor, que está considerado la primera pieza completa del teatro castellano y que cada Navidad pone en escena el grupo «Pastores de Parrillas», con arreglos de José María Gómez miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores y de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Cancioneros originales suyos se conservan en la Biblioteca Nacional y en el Palacio Real de Madrid. Gómez Manrique falleció en Toledo el 31 de mayo de 1490, disponiendo en su testamento ser enterrado en el Real Monasterio de la Consolación en Calabazanos en Palencia. En el inventario de sus bienes figuraba una nutrida biblioteca, comparable a la que tuvo el Marqués de Santillana.

Aunque no existe plena certeza sobre su autoría en los versos sobre el buen gobierno de la ciudad de Toledo, es creencia bastante generalizada que los mismos fueron redactados por él, aunque han sido atribuidos a Juan de Mena, a su sobrino Jorge Manrique e incluso a Garcilaso de la Vega. Independientemente de esas disquisiciones, lo cierto es que estos líricos consejos se divulgaron rápidamente por diferentes lugares de la península. Así, por ejemplo, en unas Ordenanzas de la ciudad de Tudela fechadas en 1538, se recomendaba que a imitación de los versos dispuestos a la entrada de la Sala Capitular de Toledo se escribiesen allí los siguientes: «O nobles, que gobernáis / esta ciudad y su estado, / mirad que cuando aquí entráis, / que el corazón le traigáis / limpio, y no aficionado. / Y codicia apartaréis, / temor y parcialidad, / y pública utilidad / a privada antepondréis; / y en todo seguid verdad». Al igual que en el ayuntamiento de nuestra capital regional, las quintillas figuran en una placa junto a la escalera de la localidad navarra.

Del texto de dichas ordenanzas se deduce, claramente, que en esa fecha, casi cincuenta años después del fallecimiento de Gómez Manrique sus consejos ya llevaban tiempo expuestos públicamente en las dependencias municipales toledanas. El historiador Antonio Martín Gamero aseguró, en 1866, que el propio corregidor había mandado colocar una tabla de madera con su poema en la sala de los cabildos del ayuntamiento.

Reformadas las Casas Consistoriales en el último tercio del siglo XVI, las quintillas debieron ser puestas en el lugar donde ahora se muestran, Así lo atestiguó Francisco de Pisa en su Descripción de la Imperial Ciudad de Toledo, publicado en 1605, donde dice: «A la entrada del Ayuntamiento, subiendo por una escalera para los corredores y sala principal, se lee un letrero en metro, que mandó poner en una pared don Gómez Manrique». Casi un siglo después, en 1700, el dorador Manuel Gómez recibió el encargo de dorar, pintar y poner dentro de un marco de albañilería la inscripción original percibiendo la cantidad de 770 reales. A mediados del siglo XIX, en 1866, se procedió a repintar sus letras y el fondo, pues había perdido legibilidad, siendo ejecutadas dichas labores por el pintor Ángel Ludeña.

Como antes apuntábamos, la difusión de estas quintillas del buen gobierno ha sido continuada. Se han reproducido en libros de historia y literatura, así como en tratados de derecho o ciencia política. Antonio Ponz, en su célebre Viaje de España, calificaba los versos como «sapientísimos y bellos». De mano de algunos viajeros, traspasaron fronteras, siendo traducidas a otros idiomas, como las publicadas en francés por la revista Magasin Pintoresque en 1886. No debe extrañarnos, por tanto que diferentes municipios españoles hayan hecho suyos estos consejos y, copiando la tradición toledana, los hayan instalado en las escaleras de sus consistorios. Junto al mencionado caso de Tudela, también están reproducidos en lugares como Riosa (Asturias) Fernán Núñez (Córdoba) o A Coruña. En todos estos casos, con la finalidad de personalizar su contenido no se ha dudado en adecuar las frases de Gómez Manrique sustituyendo la palabra «Toledo» de su primera estrofa por «pueblo», «concejo» o «La Coruña».

Hoy, en toda Castilla-La Mancha, centenares de concejales (nobles y discretos varones y hembras) inician una nueva etapa política en busca de los comunes provechos para sus convecinos. En ese empeño, los recordados versos del corregidor Gómez Manrique, que durante más de cinco siglos han aleccionado a los gobernantes toledanos, vuelven a la primera página de la actualidad municipal y ciudadana: ...«estad firmes y derechos».

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