ANÁLISIS

Una semana con la Nintendo Switch Lite: ¿vale la pena?

Se trata de una consola ideal para abstraerse, pero limitada dado su enfoque puramente portátil

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Las malas lenguas suelen decir que el tamaño no importa. Pero en el mundo de la tecnología de consumo muchas veces esta frase lleva a error. La revisión de la consola «híbrida» de Nintendo, el nuevo modelo Switch Lite , supone un regreso a las raíces de la compañía y una manera de divertirse al alcance de cualquiera. El dispositivo ha retirado de la ecuación el concepto «híbrido» de la versión original para centrarse en el entorno portátil.

Y dentro de ese saco lo cierto es que es un producto equilibrado, versátil e, incluso, más cómodo y ergonómico que su predecesora. Se debe, en parte, a su tamaño, más pequeño (5.5 pulgadas de pantalla) y ligero ( 275 gramos ), con lo que se adapta a las manos (incluso pequeñas) con soltura. Como también ha adelgazado unos milímetros, su manejo es fantástico. Su resolución es similar (1.280 x 720 píxeles), pero la representación gráfica se encuentra a un nivel más que aceptable. Es más, el hecho que se mantiene esa resolución pero desde un panel más pequeño la representación gráfica es incluso mejor. Eso sí, dado que no se puede conectar a la pantalla grande tampoco se puede transmitir en Full HD.

Ese enfoque se inspira en la clásica 3DS ofrece, sin embargo, algunas limitaciones porque no se puede conectar al televisor para jugar en pantalla grande y tampoco se separan los mandos «Joy Cons». Así que iniciativas como Nintendo Labo se quedan fuera. Es portátil; y nada más que portátil. Pero lo cierto es que muchos usuarios suelen jugar habitualmente en estas condiciones, así que la nueva consola es ideal, sobre todo, para los niños pequeños de la casa que buen seguro van de aquí para allá o durante viajes buscando un divertimento al que echarle horas.

No todos los juegos están adaptados a estas condiciones y algunos que requieren de más precisión o la necesidad de utilizar por separado los controles no se van a poder beneficiar de ello. En general, la mayoría de los títulos no se va a echar de menos conectarla a la «tele» , así en ese terreno es un acierto. Y total, aunque no hay datos oficiales, uno se atrevería a decir que la mayoría de usuarios juega en modo portátil con la Switch. También se han eliminado otros aspectos; la falta de un sistema de vibración tampoco es que suponga un problema.

En cambio, sí funcionan a la perfección la mayoría de propuestas del catálogo de la compañía. Juegos como «Fifa 19», la adaptación de «Jurassic World», la remasterización de «The Legend of Zelda: Link's Awakening» o los últimos Pokémon o «Super Mario Odyssey» van al pelo. Las sensaciones son buenas, aunque en ocasiones se siente que se está ante un equipo con materiales y acabados algo mejorables. Los botones, por ejemplo, pueden sentirse algo menos preciosos, no así los «Joy cons» que tienen las mismas características. La parte positiva en su diseño es su amplia gama de colores, llamativos y divertidos que los niños, sin duda, van a flipar. Desde amarillos chillones, grises más discretos o verdes turquesas.

El software empleado, al final, es el mismo que la versión original con lo que en la primera fase de la configuración incluso se advierte de la posibilidad de separar los «Joy Cons», que son idénticos en diseño y manejabilidad. La batería también presenta algunas limitaciones (e s hasta un 16% más pequeña que la versión original, de 3.570 mAh frente a 4.310 mAh , pero su autonomía es incluso superior sorprendentemente). Ofrece un buen resultado y, a grandes rasgos, cumple para un rato de juego bastante largo.

La duración puede alcanzar sin pestañear las seis horas , pero dependerá del programa que se use, dado que, por ejemplo, «The Legend of Zelda: Breath of the Wild», que es un título exigente, puede reducirse hasta unas cuatro horas. Devolverla a la vida es una operación sencilla puesto que se requiere de un puerto USB-C como su predecesora. Es decir, comparten el mismo cargador.

Su capacidad sigue siendo otro punto cuestionable, porque tan solo 32 GB de memoria (aunque ampliable por tarjeta microSD) se antoja escaso. Y más cuando empiezas a acumular juegos por doquier que deseas acabar o regresar de vez en cuando. Gestionarlo a través de la cuenta de Nintendo es similar, con lo que se guardan en la «nube» y se puede volver a descargar en cualquier momento . En definitiva, ideal para abstraerse del mundo.

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