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ANÁLISIS

«Bloodborne»: sangre, sudor y frustración

El juego, de los creadores de la franquicia Dark Souls, imprime una gran dificultad para eliminar las extrañas criaturas que nos encontramos en un una ciudad gótica y truculenta

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Tres palabras como resumen. Sangre, por la generosa cantidad de ketchup que nos encontramos sin llegar al género del «survival horror». Sudor, por lo exigente que es incluso nada más empezar. Y frustración, por lo desesperante que se vuelve en ocasiones. En muchas ocasiones, la verdad. Los jugadores que estén acostumbrados a pasar el rato se encontrarán con un juego para echarle horas.

Así es «Bloodborne», la magnífica producción de From Software que da vida a la PlayStation 4 como título exclusivo. Pocos títulos de este género consiguen llamar tanto la atención. De los creadores de la exigente saga «Dark Souls», aquí nos zambullimos en una atmósfera victoriana, de un Londres infestado de seres y criaturas extrañas y peligrosas a las que debemos dar caza.

Y, sí, no es tarea fácil, puesto que, aunque repiten patrones de movimientos, superarlos es un reto complicado, y más teniendo en cuenta que el punto de guardado está demasiado lejos para abandonarse a la suerte.

Es vivir el dolor, sentir cada fallo como algo terrible. Que «jode», hablando en plata. Porque un despiste y una sorpresa mal dada nos llevará al traste todo el progreso. Y cualquier jugador que lleve un poco en esto conocerá perfectamente la sensación que es perder todo el trabajo realizado por un golpe o una bala descuidada. Y es que «Bloodborne» saca a relucir al masoquista que llevamos dentro. Y, aunque estas líneas a muchos les deje con la boca abierta, tiene su público.

El ocio electrónico es entretenimiento, pero en este título se vuelve un reto personal. Morirás decenas de veces, pero ahí está la diversión: superar los obstáculos, jugar al despiste, atraer a las fieras. Y para ello nos apoyaremos en varias armas, utilizadas indistintamente con la mano izquierda y derecha, a la que hay que sumar otros objetos contundentes como guijarros, cócteles molotov y ríos de sangre que nos permiten atacar en la distancia, aunque su uso es limitado. El aspecto positivo es que recargamos y tomamos otros objetos cuando registramos los cadáveres y los cuerpos que nos encontramos.

Todo medido bajo una dificultad inteligente, con un diseño de los niveles muy trabajado, aunque comparado con la franquicia Dark Souls da la sensación que ha perdido la grandilocuencia y variedad de los entornos medievales. Aún así la aventura es asombrosa, medida al detalle la exigencia y jugando al despiste en la exploración, sin bien es cierto que no estamos ante un mundo abierto.

Nos vemos por Yharnam, una ciudad grotesca, gótica, oscura, peligrosa, llena de escaleras, de tumbas, de vecinos que se resguardan de la noche entre miedo. Todo perfectamente recreado a nivel gráfico. Para iniciarse en este juego de rol hay que crearse su propio personaje de entre un catálogo de características muy completo. Hay que tener en cuenta que nada más empezar, conforme nos dirigimos hacia la puerta de entrada (posiblemente aquí mueras la primera vez) nos enfrentamos a un lobo sanguinario solo con las manos. Luego, nos ofrecerás las primeras armas, indispensables para segar la vida de los seres extraños. Lo hacemos en solitario. Somos un cazador que nos adentramos en las sombras sin más ayuda que nuestras escasas armas.

A diferencia también de Dark Souls, en donde podemos defendernos, en «Bloodborne» no disponemos de escudo. La seguridad se elimina. Por ello, nos obliga a tener un ataque más ofensivo y sanguinario. Solo podemos hacer uso de los desplazamientos y las volteretas para evitar caer en las redes de los enemigos, a los que hay que atacar en la cercanía y no en la distancia. Y, por supuesto, tratar de afinar la puntería porque como nos equivoquemos de posición estaremos perdidos. Por ello es importante estudiar los movimientos antes de atacar. Y tener paciencia, El personaje, diseñado en tercera persona, no corre ni salta con soltura, solo va directo al grano. Otra de las frustraciones viene de los tiempos de carga, una situación que próximamente promete solucionarse con un parche.

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