«Driveclub»: una experiencia incompleta

El juego de conducción, a caballo entre los títulos arcade y los simuladores, cuenta con un catálogo de 50 coches diferentes, un modo multijugador divertido y exigente, aunque con pocos eventos

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Con un gran componente social y a caballo entre el juego arcade y la simulación de conducción, «Driveclub» está pensado para competir, básicamente, en el modo multijugador. Permite conectarse hasta 12 personas en carrera, aunque no se olvida de disputar sendos eventos individuales, cuyos resultados se pueden enviar incluso a un contacto para generar un desafío particular muy interesante.

El juego, desarrollado por Evolution Studios, ha partido con mala fortuna en su debut por culpa de caídas de servidores (un juego multijugador que no pueda conectarse a internet de nada sirve) y un escaso número de eventos que han empañado su lanzamiento y sus posibilidades. Aún así, ofrece hasta 50 desafíos individuales que permiten ganar experiencia y subir de nivel (muy importante para desbloquear los 50 modelos de coches), cuyo mayor atractivo es el progreso y el nivel de dificultad se incrementa.

A bote pronto, este título de conducción deja un regusto a otros juegos similares, a sagas clásicas, pero con algunos pequeños toques distintos. Por lo pronto, nos obliga a estar conectados para poder exprimir su verdadera potencia. Para bien o para mal, estamos ante un juego cuya base es la conducción online (requiere de cuenta de PlayStation Plus), si no estamos ante otro juego más.

Desde el «Tour» aparecen esos 50 eventos diferentes, que permite al jugador conocer de cerca el manejo de los vehículos. Las restricciones de la PlayStation 4 en esta exclusiva provoca que los volantes para la anterior consola no puedan instalarse aquí y, por tanto, nos encontremos ante la necesidad (si esto no cambia) de adquirir un periférico ad hoc o, por contra, contentarnos con el controlador DualShock 4, lo cual tampoco es malo puesto que la conducción es bastante accesible.

Esta conducción es sensacional, lo que combina bastante bien esa sensación de velocidad (impresionante, de verdad) con la destreza menos avanzada. Así, es muy accesible para todo tipo de jugadores. Nos encontramos ante un juego en donde las mecánicas son escasas. Por ejemplo, no existen fallos técnicos por los coches, sí estéticos, pero no afectan al manejo del coche. Uno puede chocar contar un muro y mantener la posición en carrera.

El manejo, por tanto, no es del todo realista como se esperaría en un juego de esta dimensión, aunque obliga a administrar bien el freno y el acelerador. Aunque está pensado para la conducción social, nos da la oportunidad de conducción ante la máquina. Eso sí, la Inteligencia Artificial resulta a veces exasperante, lo que hace que en ocasiones podamos disfrutar de una carrera fácil mientras que, otras, nos enfrentaremos a rivales muy difíciles.

Eso sí, para bien o para mal, la pericia en la conducción afecta a los puntos. Así, podemos recibir beneficios por conseguir adelantamientos, o realizar pasos por curva lo más limpios posible, aprovechar el rebufo o acabar entre los tres primeros. Sin embargo, chocar contra un vehículo o contra el entorno, salirse de una curva, penaliza al conductor. Lajugabilidad es muy exigente en muchos casos, lo que obliga al jugador a depurar la técnica.

La base del juego es la posibilidad de integración dentro de un club. Ofrece la posibilidad de crear o bien un club propio -con su consiguiente personalización del logo, pinturas o colores de la escuadra- o permanecer dentro de uno, aunque eso es exclusivo, es decir, si perteneces a un club no puedes serlo de otro. Cabe destacar que la fama que obtiene cada jugador favorece a la de sus compañeros de equipo, por lo que si el club mantiene el progreso las mejoras también afectan al resto de miembros. Algo muy positivo.

Para bien o para mal, aquí no hay una historia concreta ni una especie de liga para competir. La personalización de los vehículos brilla por su ausencia y tampoco ofrece detalles como las repeticiones o una libertad en mundo abierto, una serie de sensaciones a las que han virado los juegos de conducción en los últimos años.

Pese a todo, deshacerse en elogios hacia este juego con tintes de vieja escuela es relativamente fácil en cuanto a la calidad gráfica. Esta, sin llegar a la excelencia de por ejemplo «Forza Horizon 2», es muy avanzada. Detalles de los entornos son impresionantes. La climatología también tiene gran importancia y llega a afectar a la conducción. Así, los reflejos del sol o las carreras nocturnas reducen la visibilidad.

Las carreras, eso sí, se limitan a meros circuitos y no a un un entorno más global de carreteras de todo tipo y, como inconveniente, cuenta con únicamente 50 modelos de vehículos diferentes, algo muy alejado de otros juegos similares. En definitiva, ofrece una experiencia de conducción vibrante pero, desgraciadamente, incompleta.

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