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Oppo Find X, el móvil de la cámara invisible
El gigante chino desembarca en España con su terminal más avanzado que logra el diseño sin marcos más rompedor
España es uno de los mercados más apetecibles para la industria móvil. Y por si alguien lo dudaba, ahí tenemos al gigante chino Oppo , que al igual que otras grandes marcas asiáticas ( Huawei y Xiaomi entre ellas ) ha elegido nuestro país como una de las puntas de lanza de su desembarco europeo.
Un desembarco, por cierto, que se ha escenificado ni más ni menos que en el museo del Louvre, en París. Allí, y frente a los cientos de periodistas convocados, acaba de presentar su nuevo buque insignia, el Find X, un «smartphone» de gama alta y con una serie de características únicas que demuestran la potencia del que ya es uno de los cinco fabricantes más poderosos del mundo.
Una pantalla Amoled de 6.4 pulgadas (1.080 x 2.340 píxeles) que cubre el 93,8% del frontal (todo un récord) y un sistema motorizado de cámaras retráctiles, que aparecen y desaparecen al pulsar el botón de cámara y que hacen innecesaria la «ceja» («notch», como ha popularizado el iPhone X ) superior, son algunas de sus características más visibles. Y es que en estos tiempos dominados por los contenidos multimedia los ingenieros rizan el rizo para conseguir una mayor superficie de pantalla sin pagar el precio de crear un teléfono demasiado grande y difícil de manejar con una mano.
Cámara retráctil
Cuando el nuevo Find X está apagado o la «app» de la cámara cerrada, el sistema de cámaras resulta completamente invisible, ya que todas ellas permaneces ocultas en el interior del cuerpo del movil. Pero al abrir la cámara, de la parte superior del teléfono surge una sección que revela, en apenas 0,5 segundos, el sistema fotográfico: una doble cámara trasera de 16 + 20 megapixeles y otra delantera de 25 megapixeles.
Con las cámaras ocultas, el terminal es completamente liso, sin prominencias posteriores ni escalones, algo que le da un aspecto ciertamente futurista. La enorme pantalla frontal sin bordes y el cristal trasero, ambos ligeramente curvados, al estilo del Samsung Galaxy S9 Plus , hacen que parezca una pieza de cristal pulido. Por no haber, ni siquiera hay un sensor de huellas dactilares, que Oppo ha desterrado, como Apple en su iPhone X, para sustituirlo por un sistema 3D de escaneo facial (O-Face) que complementa la cámara delantera y que, según fuentes de la firma china, selecciona hasta 15.000 puntos diferentes del rostro para elaborar un modelo de reconocimiento.
El resultado es veinte veces más preciso y seguro que el clásico lector de huellas. El mismo sistema es usado también por la cámara frontal para introducir un nuevo modo «selfie 3D inteligente» que crea, antes de hacer la fotografía, un modelo tridimensional del rostro del usuario con precisión milimétrica. Una vez obtenido el modelo, un sistema de Inteligencia Artificial analiza las formas y las características específicas de la cara y ofrece la posibilidad de cambiar la iluminación de la piel o su textura para conseguir imágenes más realistas y naturales.
El resto de las especificaciones están, por supuesto, a la altura de todo un gama alta. Así, el procesador es un Qualcomm Snapdragon 845, con capacidad para funciones de Inteligencia Artificial, apoyado por unos generosos 6 u 8 GB de memoria RAM, según el modelo, y 64, 128 ó 256 GB para almacenamiento.
La batería, a pesar de los rumores que indicaban que alcanzaría los 4.000 miliamperios, es de 3.730 miliamperios . Más que suficiente, según Oppo, para alimentar a la gran pantalla durante casi dos dias sin necesidad de pasar por el cargador. Sale la versión con 8 GB de RAM y 256 de memoria por 999 euros y estará disponible en agosto.
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