EL ROCÍO 2018

Los rocieros buscan la mirada sanadora de su Madre

La aldea vive una Misa Pontifical desbordante de público y de fe con la que inició una jornada de introspección y preparación para la salida de la Virgen del Rocío

Pontifical oficiado por Carlos Osoro, Cardenal Arzobispo de Madrid J.M.SERRANO

MIGUEL. A. JIMÉNEZ GARCÍA

La eucaristía principal de la Romería 2018 estuvo, como se esperaba, plagada, desde el principio hasta el final, de referencias a las numerosas efemérides que se sucederán en este 2018 y en el próximo 2019. Banderas vaticanas en blanco y amarillo, para recordar del XXV Aniversario de la vista de su San Juan Pablo II al Rocío, jalonaban el pasillo central de acceso al altar donde se ofreció un servicio religioso de más de dos horas de duración. Estuvo concelebrado por el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el obispo de Huelva, José Vilaplana , y culminó con el aplaudido anuncio por parte de este de la concesión del Año Jubilar con motivo de la Venida de la Virge n y con las populares sevillanas escritas por Muñoz y Pabón , «No es obra humana», cantadas por el Coro de Nuestra Señora del Rocío de Bormujos , de nuevo llenas de significado: un homenaje al artífice de la Coronación Canónica de la Blanca Paloma que cuyo centenario tendrá lugar el 8 de junio de 2019.

Toda la ceremonia destilaba un aire de celebración y de gratitud en el atestado Real, desde el original y muy rociero repertorio interpretado por el coro hasta las propias palabras del arzobispo de Madrid, en el que las jornadas vividas en esta romería han dejado una honda impresión, llegando incluso a afirmar ante los miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz , no haber experimentado nunca una expresión de fe como la rociera.

Así, tras tener un recuerdo para los mayores y enfermos que presenciaron la celebración a través de los medios de comunicación, Carlos Osoro invocó la «mirada tierna, su mirada de madre que nos destapa el alma, su mirada de comprensión y calor». «Regálanos tu mirada en la mañana de Pentecostés », rogó, «la hora en la que el Espíritu rompe el techo de la tierra, en la que todos nos entendemos, en la que el espíritu de María nos purifica ».

«Gracias Virgen de las Marismas, Madre y Señora de tantísimos pobres como te lloran», continuó el arzobispo, que calificó Pentecostés como una «fiesta» en la que «crece la alegría, la fraternidad, la solidaridad» . Cualidades, la solidaridad y la fraternidad, a las que instó el arzobispo en varias ocasiones, como cualidades inherentes a la naturaleza católica, y para cuya consecución pidió la intercesión de la Virgen: «María, llena de Espíritu Santo, aparta la discordia de nuestros corazones»; «enséñanos a cuidar los unos a los otros, a ser pueblo de Dios en marcha» y finalmente, «enséñanos a crecer, a ser libres, a afrontar la vida», porque «el miedo es la peor enfermedad, nos perturba, nos quita la paz, pero ahí está la madre, la Blanca Paloma , que nos hace crecer», culminó su homilía, a la que siguió el tradicional acto de protestación de fe de los 121 presidentes y hermanos mayores de las filiales rocieras.

El calor en el punto de mira

No había comenzado la Pontifical, antes de la 10 de la mañana, y ya podían verse abanicos agitándose en El Real. El calor marcó la ceremonia y fue uno de los puntos que se trató en la última Asamblea General de Hermandades , en la que algunos presidentes llamaron la atención sobre el problema que supone en un acto religioso que dura más de dos horas y pidieron que se estudiasen soluciones para próximas ediciones, como la ubicación de toldos u otros elementos que proporcionen sombra y alivien las altas temperaturas, especialmente a los peregrinos de más edad.

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