Venida Virgen del Rocío

Alberto García Reyes desgrana el tiempo de Almonte en una histórica exaltación de la Venida de la Virgen

El periodista nazareno cumple su promesa y entrega un último pregón emocionado a la Blanca Paloma con el que abrocha el poema del Centenario que Rafa Serna le regalara antes de partir al lado de Ella

Alberto García Reyes, durante el pregón M. A. J.

Miguel A. Jiménez / M. Humanes

Ha sido el primero y ha dejado en el Santuario, flotando, la sensación de que será difícil igualar este comienzo lleno de dulzura, de dolor, de devoción, de admiración y de entrega en el que se ha convertido el pregón de Alberto García Reyes . Abierto en canal ante Ella, el periodista nazareno, adjunto a la dirección de ABC de Sevilla, se ha derramado en prosa y versos para trasladar a propios y extraños que en Almonte el tiempo se mide de otra manera, que el calendario en la tierra de María no recoge 365 días, sino los que suman los siete años que median entre una estancia y otra de la Virgen en la Villa.

Estructurado en siete partes , Alberto García Reyes ha comenzado la primera exaltación de la historia de la Venida de la Blanca Paloma con un largo poema titulado Siete sueños, en el que ha recreado profusamente cada detalle, cada elemento, de cuantos marcan esta tradición única y ancestral: el traslado desde El Rocío, el ambiente y la imponente imagen de la Virgen surcando los caminos polvorientos, los aromas, los anhelos, las oraciones, las promesas; las abuelas almonteñas con el ajuar cuidadosamente escoltado, el histórico acontecimiento que dio lugar al Voto del Rocío Chico en 1810, la intercesión de Ella como en tantas otras ocasiones, en las enfermedades y epidemias, en las escaseces… y al fin la llegada a Almonte, los arcos, las flores de papel de seda, el Alto del Molinillo, las camaristas retirando el pañito, la Pastora por las calles con el Niño entre sus manos y todo lo que Ella significa, que lo es todo, incluso el tiempo y «la edad de los almonteños», ese tiempo que marca con su llegada a la Parroquia de la Asunción: «siete matas de romero, siete palmas, nueve meses, siete vidas yo te espero, siete delirios corrientes, siete salves, siete eneros, siete lunes impacientes (…)».

El periodista ha continuado, con su voz rota, intercalando prosa y verso y de cuando en cuando el cante de Macarena de la Torre , con una de las primeras confesiones que ha realizado durante la exaltación: una vivencia personal, una «experiencia de conversión» que tuvo al saber de la historia de una madre implorante de la intercesión de Ella para la reconciliación de sus hijos. En silencio, en secreto, de una madre a su Madre, porque es la Virgen «Madre entre las Madres» como ha titulado García Reyes la tercera parte de su exaltación, la dedicada a las madres y especialmente a las abuelas de Almonte, antes de afrontar el momento más sentido y doloroso, y a la vez esperanzado: el que ha dedicado a recordar a su añorado amigo Rafael González Serna , exaltador del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío y compositor del himno, que falleció poco después de «dejarle la vida a los pies». «A Ella le entregó el último aire de sus pulmones en una retahíla de vivas que nadie va a igualar jamás», ha recordado, mientras confesaba el dolor que le ha atenazado todo este tiempo hasta que, en la pasada romería, «cuando la miré a la cara entre los varales, esperando sobre las andas otro lunes de salvación, lo vi a él. Estaba feliz dormido en sus pupilas».

Aliviado el sinsabor de la pérdida del amigo, García Reyes se ha enjugado las lágrimas y se ha detenido en la dulzura de la infancia , de los juegos que afianzan la tradición y en la figura del Pastorcito, el Niño Dios, para volver a abordar la medida del tiempo que impera en Almonte. El Pastorcito, que «tiene siete años»: «En Almonte juega con sus siete añitos, saltando en los charcos con sus zapatitos de oro, cada invierno de traslado. Juega con los niños de su edad que después serán los hombres de su Madre. Los hombres de la Virgen», la Señora a la que tantas coplas se le han dedicado. «¿Qué puedo yo decirte? Sevillana, soleá…». «¿Cómo podemos creernos capaces de decirte cosas nuevas? Cuando cantó Muñoz y Pabón que no eres obra humana se acabó la gramática. Sólo los muy elegidos, como mi hermano hace unos meses aquí mismo, pueden ya decirte lo insólito. Así que yo me rindo. Lo siento, no soy capaz», admitía antes de dedicarle una soleá en la que concentraba el periodista su «fragilidad» ante tamaña tarea.

Ha culminado la exaltación, que no ha dejado de cosechar aplausos en las pausas y un silencio expectante en su desarrollo, con una oda a lo que para el pregonero es «el paraíso definitivo»: Ella, verla a Ella. «El que todavía no te ha visto, no se ha visto a sí mismo . No se conoce por dentro. No sabe quién es. El que no te ha visto, Rocío, es el más ciego. El que no te ha visto no ha vivido», ha recitado.

«Por eso yo proclamo a tus plantas, dándote gracias por el privilegio que me otorgas de hablarte a la cara, que después de Ti viene el silencio. Que no volveré jamás a un atril a decir nada porque en Ti empieza y termina todo. Que Tú eres la última palabra», ha revelado, antes de dedicarle un último rosario de versos emocionados que han culminado con un «viva» que ha puesto en los labios de Almonte cuando por fin vive la dicha de ver a su Patrona por sus calles: «¡Viva la Blanca Paloma, que es el Rocío del cielo!».

Alberto García Reyes ha sido presentado por el redactor jefe de ABC Juan José Borrero , quien le ha dedicado palabras que han emocionado a los presentes, al primero, al propio exaltador. De él ha dicho que es «una buena noticia para el periodismo en los difíciles momentos de esta profesión», y ha puesto por delante su condición de «compañero y amigo» antes que su rico currículum. «Viene a contarnos lo que tantas veces le ha contado a solas aferrado al hierro de su ser», ha avanzado para dejar el atril al «primer heraldo del camino de Los Llanos, el primer disparo del trabuco en el Chaparral de nuestra espera». «Tuyos son el tiempo y la palabra».

El último acto de Reales

Antes de dar comienzo al acto de presentación del cartel de la Venida de la Virgen creado por Fernando Vaquero y a la exaltación de Alberto García Reyes, Juan Ignacio Reales ha calificado el momento, que «inaugura este nuevo tiempo maravilloso» después del éxito de la histórica romería del centenario como «un honor y un privilegio». El próximo 29 tomará posesión la nueva Junta de Gobierno con Santiago Padilla como presidente.

Tras él, la nueva alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano (Mesa de Convergencia), se ha estrenado en un acto vinculado a la devoción rociera agradeciendo a la Matriz y especialmente a Juan Ignacio Reales por «ponérselo fácil». Lo mismo ha hecho con los trabajadores municipales en este comienzo de legislatura y ha ratificado a Macarena Robles (PSOE) como coordinadora de la Venida de la Virgen, para finalizar recordando sus vivencias en las Venidas, un «acontecimiento histórico, cultural y religioso que transforma Almonte».

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