Los cinco artilugios para espionaje más sofisticados de la CIA

La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos muestra en su museo algunas de sus creaciones más asombrosas

Madrid Actualizado: Guardar
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En cualquier película de espías, ya sea de James Bond o en alguna de las entregas de «Misión Imposible», podrás ver a los agentes secretos protagonistas utilizar la tecnología más avanzada. La mayoría de los increíbles dispositivos que aparecen en esos filmes son pura ciencia-ficción, pero sí es cierto que las agencias de espionaje siempre han procurado ir un paso por delante en lo que a equipamiento se refiere. Y hace algunas décadas, cuando la informática no aportaba tantas soluciones como en la actualidad, los ingenieros tenían que ser realmente creativos para camuflar las herramientas de trabajo de los espías de forma que no despertasen sospechas.

En el Museo de la CIA, situado en Washington, podemos ver de cerca algunos de esos formidables «gadgets», tal como nos cuentan en el blog Techly:

Lo que estás viendo sobre estas líneas es un diminuto receptor de radio oculto en una pipa. Hoy se fabrican teléfonos móviles del tamaño de un botón, pero en otra época era muy útil para un espía tener la posibilidad recibir mensajes de sus superiores con tan sólo acercar la oreja a la cazoleta de este curioso artículo. Eso sí, debía procurar que nadie insistiese en invitarle a fumar.

Cuando la información confidencial no se almacenaba en la nube, sino en microchips o aparatos similares, lo más importante era poder esconder esas piezas de los ojos del enemigo. Esa era la función de esta moneda hueca, idéntica a una moneda real pero provista de un sencillo mecanismo de apertura. Los agentes depositaban en su interior aquello que necesitaban proteger cuando sabían que corrían el riesgo de ser interceptados y sometidos a un cacheo.

Últimamente se han puesto de moda los drones, pero la CIA ya los utilizaba en la década de los 70. Y no cualquier modelo: este dron con apariencia de mosquito tiene unas medidas de apenas 6x9x1.5 centímetros. En su cabeza porta un micrófono para grabar conversaciones sin ser detectado. Como es evidente, no era la mejor solución para aproximarse a un objetivo en condiciones de viento o lluvia, pero sí ofrecía buenos resultados en interiores.

Este dispositivo recibe el nombre de «dead drop». Aunque no es excesivamente complejo, su función tenía una enorme relevancia: servía para hacer llegar información a otra persona sin tener que cruzarse con ella. Los mensajes se introducían en su interior hueco; y gracias a su punta afilada, podía enterrarse con facilidad en un punto que después se comunicaría al destinatario. De este modo no era preciso arriesgarse a una emboscada a la hora de efectuar una entrega.

En una lista de objetos utilizados por espías nunca puede faltar una cámara de fotos en miniatura. La que ves en la imagen está especialmente diseñada para encajar dentro de un paquete de tabaco, dificultando un poco más su detección. Gracias a ella, los agentes podían obtener con disimulo las imágenes que fuesen necesarias para avanzar en una investigación.

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