Casemiro, superando a Girezmann durante el derbi
Casemiro, superando a Girezmann durante el derbi - ignacio gil
Real Madrid

Casemiro, el pegamento de Benítez

El brasileño enamora al técnico blanco y al madridismo con su gran derbi en el Calderón

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Fue el jugador que más pelotas recuperó, 20 de las 71 que robó el Real Madrid (récord de lo que va de temporada) y solo hizo dos faltas durante los 90 minutos. Junto a Keylor, fue el protagonista del derbi y así se lo reconocieron: «Casemiro ha estado soberbio. Muy maduro», aseguró Butragueño. «Nos ayuda mucho en las disputas aéreas y sabe que hacer con el balón. Es válido para cualquier partido», dijo orgulloso Benítez tras el derbi.

Para Rafa, es el «Super Glue» de la plantilla: da seguridad a la zaga, libera a Kroos y Modric, tiene un inagotable recorrido, un pase en largo con la potencia de Hierro y la precisión de Xabi, un gran juego aéreo y un potente disparo de larga distancia.

Un todoterreno que con su soberbia actuación en el Calderón (más la de Malmoe) se ha ganado por completo a su entrenador y ha conquistado al madridismo.

Dura infancia

Al contrario que la gran mayoría de estrellas brasileñas, Carlos Henrique Casimiro nació y creció en una de las ciudades con mayor calidad de vida y seguridad del país sudamericano. Conocido en el fútbol por Casemiro, vino al mundo el 23 de febrero de 1992 en Sao José dos Campos, una de las urbes más desarrolladas del estado de Sao Paulo, sede de multinacionales como General Motors, Petrobras o Philips, aunque a pesar de este idílico entorno la infancia de Casemiro no fue nada sencilla. Su padre abandonó a la familia cuando el brasileño apenas tenía 3 años, un mazazo que aceleró su madurez y le convirtió a pasos agigantados en el joven responsable, educado y noble que es hoy. Ni siquiera ser ya, con solo 23 años, una de las grandes promesas del fútbol mundial ha cambiado la robusta personalidad de Casemiro, forjada en el Sao Paulo, club al que entró en 2003, debutando con el primer equipo solo siete años después, en julio de 2010, tras haber capitaneado a todos los equipos de las categorías inferiores. De hecho, con el conjunto juvenil logró el Mundial de clubes sub-17 en 2008, disputado en España.

De la quinta de Lucas Moura, hoy una de las estrellas del PSG, Casemiro se dio a conocer al mundo en el Sudamericano Sub 20 de 2011 celebrado en Perú, en el que una gran Brasil liderada por Neymar se hizo con el título practicando un juego de ensueño. Allí, Casemiro explotó como pivote defensivo pero también dejó gotas de su talento cuando pisa el área rival, anotando tres goles en los ocho partidos que disputó. Ese mismo año también ganó el Mundial Sub 20 con la canarinha y debutó con absoluta de la mano de Menezes.

Ya en 2012, continuó su progresión logrando la Copa Sudamericana (la Europa League del Cono Sur) en un Sao Paulo liderado por Luis Fabiano y Rogerio Ceni, uno de su padrinos y grandes ídolos junto a Ronaldo Nazario y Zinedine Zidane. Aquella conquista terminó de enamorar a los grandes clubes de Europa que llevaban siguiéndole la pista en los últimos meses, pero el Real Madrid estuvo más rápido que sus competidores y se hizo con él el último día del mercado invernal de la temporada 2012-2013. En calidad de cedido, Casemiro se incorporó al Castilla y durante esos seis meses que estuvo de préstamo en el filial blanco llegó a debutar con el primer equipo, en un Real Madrid-Betis ya en el ocaso de la era Mourinho.

Con la llegada de Ancelotti, el club blanco efectuó la opción de compra que tenía sobre él y Casemiro dio el salto definitivo a la primera plantilla, pero el italiano nunca llegó a darle galones. Ni siquiera su decisiva participación ante el Borussia Dortmund en los cuartos de final de la Champions, cuando el equipo rozó la eliminación, le sirvió a Casemiro para hacerse un hueco. De hecho, ante la importante baja de Alonso en la final de Lisboa, Ancelotti eligió a Kedhira como sustituto del tolosarra, y no al brasileño, a pesar de que Sami venía de estar seis meses de baja por una grave lesión.

Año triunfal en el Oporto

Sin la confianza de Carletto, Casemiro voló hacia Portugal la pasada temporada donde deslumbró con una temporada mágica en el Oporto de Lopetegui que no pasó desapercibida para la dirección deportiva del Madrid ni para Benítez. Siete millones pagó el club blanco para que el brasileño ocupara el hueco que dejaba precisamente Khedira, que finalizaba contrato.

«He vuelto para ayudar y ser importante. Estoy a disposición de Benítez para salir como un toro», dijo Casemiro este verano tras su vuelta. De momento, está subrayando con trazo grueso palabra por palabra.

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