Odegaard sustituye a Cristiano
Odegaard sustituye a Cristiano - óscar del pozo
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Odegaard desea ganarse a Benítez

El noruego hará la pretemporada con el Real Madrid y espera que el técnico cuente con él; no se resigna a una cesión

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Íker Casillas tuvo sus apoyos, pero al final triunfó solo en su carrera, con su trabajo. Lo mismo sucede con De Gea. Necesitó ayudas, claro, pero su éxito lo consiguió por méritos propios, solo contra el examen del fútbol profesional. Ahora, Odegaard no acepta la versión inicial de su probable cesión a un club de Primera. Y eso está bien porque denota ambición. Pero debe merecérselo él. Martin sabe que Benítez siempre observa a todos sus futbolistas antes de decidir y quiere convencer al nuevo entrenador del Real Madrid en la pretemporada en Australia y China.

El noruego, el debutante más joven de la historia de la Liga y del Real Madrid, con 16 años y 157 días, viajará a esa precampaña porque consta en su contrato.

Sin embargo, debe asumir una realidad. tiene que volar solo, hacerse futbolista de alto nivel sin el apoyo de su padre, Hans Erik Odegaard, que fue quien consiguió que su hijo acudiera a esa pretemporada por contrato.

Martin se dispone a aprovechar esa pretemporada para que Benítez cuente con él y le incluya en su plantilla. Lo lógico es que, con 16 años, sea cedido a un club de Primera, sume partidos, experiencia, y dentro de un año se valorará su ingreso en el primer plantel. Odegaard no se conforma. Quiere todo ya. El joven ejemplifica un problema habitual del fútbol: los padres.

Su progenitor, Hans Erik Odegaard, ex futbolista, se ha dedicado durante toda su vida a hacer de Martin un jugador de alto nivel. El chaval debutó a los 15 años en la selección de su país y se ha convertido en su referente. Papá construyó un campo de césped artificial en casa para formarle durante una década. Siempre le entrenó con balón. Le enseñó durante años técnica, movimientos para salir de la presión y rapidez en el desplazamiento de balón. Todo eso está muy bien. Odegaard ha llegado al Real Madrid. Está cotizado. Ahora tiene que madurar para ser un centrocampista importante en el club más importante. Y el problema es su padre.

No le deja volar solo. Quiere continuar controlando toda su carrera. Papá pidió al Real Madrid que a su hijo se le tratara como un futbolista de Primera, aunque militara en el Castilla. Eso ha perjudicado al joven. Debe saber ser uno más y ganarse los méritos por si solo, no por las exigencias obtenidas por Hans Erik Odegaard en el acuerdo de traspaso. Las divergencias se observaron esta temporada en el filial madridista.

Hans Erik exigió que su hijo se entrenara con Cristiano, Bale y todas las figuras del primer plantel. La falta de compenetración del nórdico con sus compañeros del filial era patente. No explotaba, por ejemplo, las condiciones goleadoras de Burgui. Solo trabajaba con ellos el día antes del partido. El equipo no rendía. Martin no disputó varias jornadas con el Castilla, algunas por marcharse concentrado con Noruega, y los muchachos de Zidane ganaban. El desfase era evidente. El padre veía la situación desde el otro lado de la barrera. A su hijo le venía pequeño el Castilla. Ibrahimovic puso el dardo en la diana hace unos días, en el encuentro entre Suecia y Noruega. Odegaard realizó un maravilloso partido, con pases, recursos y rapidez en la circulación de balón. Demostró su clase. La estrella de Suecia, el orgulloso Zlatan, fue crudo: «Odegaard es un gran futbolista, pero debe crecer y hacerse un hombre él solo, tiene que liberarse de su padre».

El Real Madrid conoce el paño, porque lo ha vivido muchas veces. Hay que saber regatear la situación con mano izquierda. Martin hará la pretemporada con Benítez en Australia y China. El entrenador desea valorar su nivel. Después se decidirá su futuro. Muchos jóvenes menos cualificados que Odegaard no llegan a la meta de ser profesionales porque sus padres exigen todo para ellos, les allanan el camino y no les dejar evolucionar por sí mismos. Jorge de Felipe, exsecretario de la Asociación Española de Representantes, explica esa realidad: «Los padres siempre piensan que su hijo es el mejor y por querer conseguir la titularidad en un equipo superior les perjudican, porque aún no han llegado quizá a ese nivel. El chaval debe ascender solo. Y hacérselo ver a los padres es un trabajo nuestro, a veces nada sencillo».

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