James, bendito problema

Apesar de la derrota del domingo en el Camp Nou y de los cuatro puntos de distancia respecto al Barcelona, Ancelotti tiene motivos para mirar al futuro con optimismo. Quedan dos meses de competición y los premios gordos son aún alcanzables: hay treinta puntos en juego en Liga y el calendario es más benévolo con los blancos que con los azulgranas; y en Champions, tiene las mismas opciones de lograr el título que el resto de los siete cuartofinalistas. Pero, sobre todo, la esperanza viene de dentro. Con la recuperación de James, la enfermería del Real Madrid es por fin un solar.

En ningún momento de la temporada ha podido el técnico italiano contar con todos los miembros de su plantilla.

Comenzó el curso y Jesé seguía con la recuperación de su grave lesión en la rodilla derecha. Es distintos tramos no ha podido contar con Khedira y Coentrao. En octubre, perdió a Bale y Marcelo. En noviembre, cayó Modric. En enero, Pepe. Y en febrero, Sergio Ramos y James. Si en este parón de selecciones el mal fario de las lesiones no vuelve a llamar a la puerta, Ancelotti iniciará el asalto a los dos meses más decisivos con todos sanos, James incluido. El regreso del cafetero, que se rompió el quinto metatarsiano de su pie derecho en el Madrid-Sevilla del pasado cuatro de febrero, será un (bendito) problema para Ancelotti.

Periodo de adaptación

No lo tuvo sencillo James en sus primeras semanas como merengue. La etiqueta de su camiseta marcaba un ocho y siete ceros. Una cantidad quizás demasiado elevada para un mediapunta del Mónaco que venía de una discreta temporada en un torneo menor, como es la Ligue 1. Para algunos madridistas, un futbolista innecesario. Con Di María en el mejor momento de su carrera (nombrado MVP de la final de Lisboa y decisivo en el Mundial con la albiceleste) no se entendía cómo se prefería cambiar de cromo en vez de subirle el sueldo al «Fídeo». Además, para el sistema de Ancelotti, las características de James no parecían tan idóneas como las de Di María. El recorrido del argentino no lo tenía el jugador colombiano.

Entonces, el Madrid comenzó a crecer, a encadenar un triunfo detrás de otro y mucha culpa de ello la tenía James, aunque los focos alumbraran a otros. Gracias a su mejora en el tono físico y a su potente tren inferior, el colombiano se convirtió poco a poco en un jugador de ida y vuelta, justo lo que ya hizo Ancelotti con Di María. Sus infatigables carreras de mitad de campo hacia portería propia habían pasado de anecdóticas a rutinarias y su talento de la línea divisoria hacia marco contrario permanecía intacto. Golazos como el de Riazor o Los Cármenes dieron fe de ello. «Cuando fichamos a James, las primeras pruebas físicas que le hicimos nos mostraron que es un jugador muy resistente. No es muy rápido, pero ese hándicap lo sustituye con su enorme calidad. Puede jugar sin problemas de interior, pero esto no significa quitarle su pase final y su olfato de gol. Es un jugador muy completo», asegura Carlo cuando se le pregunta por James

Los números le dan la razón al italiano. A pesar de que el esquema táctico del Madrid elimina la figura del mediapunta, posición natural del colombiano, James se ha reciclado y lo ha hecho sin perder gol ni mordiente. Doce tantos y once asistencias acumula en los 32 partidos que ha jugado. En la primera temporada de Di María en el Madrid, en este mismo número de encuentros, el «Fideo» sumaba seis tantos y quince pases de gol. Los datos hablan por sí solos.