Gareth Bale, héroe y villano

La ansiedad por marcar gol gastó otra mala pasada a Gareth Bale. Ausente Cristiano, el galés se echó encima la responsabilidad del equipo e impidió rematar a James una jugada clara de gol. Bale disparó fuera. Hubo ligeros silbidos. El colombiano hizo un gesto de lamento. Desde ese momento, el británico se dedicó a dar pases para que sus compañeros remataran el encuentro frente a la Real Sociedad.

Bale silenció los silbidos con un gran segundo tiempo. Hizo una pared de oro en el 3-1. Con su zancada implacable penetró por la izquierda y regaló el gol a Benzema. Posteriormente fabricó un centro sensacional a Isco con un taconazo. Y rompió a la Real Sociedad con sus incursiones por las dos bandas.

Primero, por la izquierda, su lado natural. Y cuando salió Jesé, por la derecha.

Su fútbol inconstante le hace un futbolista especial. Funciona a latigazos, que son mortales para el enemigo. Su velocidad es imparable. A media que pasan los minutos, el galés rinde más, porque los defensas se agotan.

Así decidió la final de la Copa del Rey en Mestalla ante el Barcelona. Así cabeceó el 2-1 ante el Atlético en la final de la Champions. El contragolpe es su estado preferido. Bale es un gran jugador que rinde a ráfagas. Es una estrella de momentos decisivos. «Es un top», asegura Moyes, técnico de la Real Sociedad. «Es indiscutible».