Una pareja baila el swing al aire libre
Una pareja baila el swing al aire libre - ABC

El «swing», un baile para levantar el espíritu

Clases al aire libre, exhibiciones... La capital se llena de planes para disfrutar de este fenómeno de los «felices años 20»

Madrid Actualizado: Guardar
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Igual que con el «crack del 29» en Estados Unidos, la fiebre del «swing» empezó a notarse en España hace muy pocos años y en plena crisis, con el surgimiento (y éxito) de bandas como «O Sister!» y la proliferación de fiestas y bailes dedicados a este género musical, tan risueño que levanta el espíritu. Ahora también empiezan a extenderse por toda la geografía los concursos y, por supuesto, las escuelas donde aprender a bailarlo.

En la capital, durante los tres primeros sábados de este mes de septiembre se están dando clases, pero de una forma muy especial: se hacen a través del llamado «Lindy Bites», una nueva actividad que combina el swing y el baile social asistido, capitaneada por Anabel Núñez y Carlos García.

Cuenta Anabel que «el ‘swing’ es un fenómeno social; no se limita a las clases de baile sino que hay multitud de eventos, así que es una buena forma de conocer gente y, sobre todo, una vía para salir y divertirse». Además, según ella, hasta el más torpe puede bailarlo: «No es tan difícil, los nuevos alumnos rápidamente se integran y empiezan a aprender los pasos». En el baile hay un líder y un «follower» (seguidor), así que en cada pareja uno elige su rol. «Trabajamos la comunicación con la pareja y cuando la conexión funciona es como si volaras. Bailamos todos con todos, no importa quién seas, es un baile muy integrador. Da igual si llevas un día o diez años», añade Carlos.

En realidad, el termino «swing» hace referencia a un tipo de música dentro del jazz. Paralelamente al nacimiento del «swing» surge la forma de bailarlo, el «Lindy Hop», una modalidad que fue ya novedosa en su momento por sus aportaciones técnicas respecto a otros de la época, como el «charleston». «Al igual que en la música jazz, en el lindy se improvisa. Hay unos pasos, técnica... pero sobre todo hay mucha imaginación. Esto hace que el baile sea muy divertido y poco previsible», explica Carlos, que asegura saber qué es lo que de verdad engancha de este baile: «Si miras a la gente mientras baila, ves que no para de sonreír».

Los participantes disfrutarán de una primera hora de clase y «la segunda hora será lo que llamamos baile asistido, donde ellos ponen en práctica lo aprendido; les corregimos, bailamos con ellos o les damos algún truquillo extra», añaden. Para poder asistir a las clases hay que ser socio (10€ al mes), lo que permite asistir a todas las clases de «swing» y resto de actividades de la asociación.

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