El Cantábrico es un excelente ejemplo de lo que podemos llamar una marisquería popular. Lleva más de sesenta años ofreciendo en sus antiguos mostradores de cinc todos los productos del mar , especialmente gambas , que consumen en grandes cantidades los numerosos clientes que frecuentan el local a la hora del aperitivo y que se pagan a precios asequibles.
Pero también desde unos modestos bígaros hasta un buen bogavante, pasando por quisquillas, almejas, nécoras, percebes y otras varias tentaciones marinas. Aunque no hace falta darse al marisco: los boquerones en vinagre son de los mejores que se pueden tomar en Madrid , perfectamente acompañados por unas buenas patatas fritas. Y para beber, unas cañas de cerveza bien tiradas.
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