En otra vida fui un neumático

Un bolso, un parque infantil, unos zapatos, un campo de fútbol, una pista de hípica o el taller de un escultor tienen algo en común. No es fácil detectarlo a simple vista. Una pista: todos usan el mismo material desechado, que cada año ronda las 300.000 toneladas. Son los neumáticos, una materia prima secundaria que vuelve a integrarse en la cadena de producción.

Hace tan solo una década, las ruedas viejas iban al vertedero, creando auténticos cementerios como el que aún queda entre Valdemoro y Seseña, que tiene el triste récord de ser el mayor de Europa.

Después se prohibió que las ruedas quedaran abandonadas y desde 2005 de su recogida se encarga el sistema integrado de gestión de neumáticos usados ( Signus). Si siente curiosidad por conocer la segunda vida de las ruedas de su coche, lo mejor es echar un vistazo al césped artificial.

«La aplicación mayoritaria es en el relleno de césped artificial, como base elástica. En comparación con un campo de tierra, tiene ventajas en seguridad y confort. A diferencia de la hierba natural, ahorra agua. Hay que regar un poco para que el balón ruede, pero menos que el césped, algo muy importante en un país donde el agua es un bien escaso», explica José María Bermejo, director de desarrollo de mercados de Signus. Además, el polvo de caucho aumenta la vida útil de los campos de fútbol de césped artificial, ya que permite un uso más intensivo, sin que tenga que ser reemplazado. «Y evita lesiones, no solo porque amortigua las caídas, también reduce el impacto mecánico sobre las articulaciones en la práctica deportiva», añade.

Desde la prohibición de tirar las ruedas viejas en el vertedero, la segunda vida de los neumáticos ha ido cambiando. Al principio había mayor uso para combustibles. Hoy su utilidad se ha diversificado. De hecho se sigue investigando en aplicaciones más eficientes, destaca Bermejo: «El fabricado de las losetas de los parques infantiles es un proceso manual, lento y poco eficiente económicamente. Ahora se ha desarrollado un sistema que permite sacar un perfil continuo del material, en lugar de hacerlo de uno en uno con molde».

La segunda vida de los neumáticos también aporta su granito de arena a la seguridad vial. «Hemos introducido caucho en las barreras de hormigón de la mediana de las autovías. Absorbe más el impacto, no supone diferencia de coste y tiene mejores prestaciones», explica Bermejo. El polvo de los neumáticos también interviene en las mezclas bituminosas para la construcción de carreteras. En este caso, aunque se han hecho muchos kilómetros de calzadas, lo cierto es que su uso potencial es mucho mayor, ya que apenas se cubre el 1,2% de las mezclas bituminosas que se hacen en España.

Como futuro, un proyecto para utilizar neumáticos en pistas ecuestres, que previene lesiones en los caballos con las mismas prestaciones que las mejores patentes; o las biondas con cilindros de caucho y muelles que absorben el impacto y reconducen la trayectoria del motorista en caso de accidente. Tienen la homologación y la máxima calificación de seguridad que exige la norma para motoristas, pero falta quién lo comercialice. Y por qué no, la vuelta de los neumáticos de nuevo a la carretera, «en un futuro no muy lejano», destaca Bermejo. Sin olvidar, como apunta el responsable de Signus, la creación de empleo verde. «Cada vez tendrán más peso las tecnologías que usen materiales reciclados, generen empleo y reduzcan costes».