Ejemplar de Corythomantis greeningi, una rana venenosa
Ejemplar de Corythomantis greeningi, una rana venenosa - CARLOS JARED | SMITHSONIAN

Vinculan las defensas venenosas de los anfibios con un mayor riesgo de extinción

Una defensa tóxica puede ser importante para evitar a los depredadores, pero podría ser una mala noticia a largo plazo para una especie, advierten los científicos

MADRID Actualizado: Guardar
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Una investigación de la Universidad de Swansea, en Reino Unido, ha encontrado que los anfibios que tienen una defensa tóxica contra los depredadores registran un riesgo mayor de extinción que las especies que emplean otros tipos de mecanismos.

Un estudio liderado por el doctor Kevin Arbuckle que se publica hoy en la revista Royal Society Open Science asegura que las especies venenosas tienen un 60% más de probabilidades de verse amenazadas que las especies sin defensas químicas.

Los anfibios se consideran generalmente el grupo de animales vertebrados más amenazados y experimentan una disminución de la población en todo el mundo, lo que plantea problemas de conservación. Las amenazas a la biodiversidad de los anfibios son numerosas e incluyen la rápida destrucción del hábitat, la explotación y los contaminantes que entran en el medio ambiente.

Muchas características de los animales pueden estar vinculadas al riesgo de extinción contemporáneo. Por ejemplo, se conocen o se sospecha que ciertos rasgos influyen en factores como las tasas de mortalidad o la capacidad de recuperación de las poblaciones después de la disminución y, por lo tanto, son potenciales predictores del riesgo de extinción.

K. Arbuckle: «La evolución no actúa por el bien de la especie, sino por el bien del individuo»

«Los resultados sugieren que aunque la defensa tóxica puede ser importante para evitar a los depredadores, podría ser una mala noticia a largo plazo para una especie», afirma el doctor Arbuckle, quien apunta que es otro ejemplo de cómo la evolución no actúa por el «bien de la especie», sino por el bien del individuo.

«Nuestras conclusiones también sugieren que la forma en que una especie se defiende podría ser parte del rompecabezas para determinar qué especies necesitan esfuerzos de conservación», agrega.

El doctor Arbuckle en un estudio anterior sugirió tres posibilidades para explicar las mayores tasas de extinción de los anfibios tóxicos: la defensa química es energéticamente costosa; la defensa química permite desplazamientos hacia hábitats «marginales» (de baja capacidad de carga), que son intrínsecamente más vulnerables; y la defensa química se asocia con historias de vidas lentas, lo que daña la recuperación de poblaciones después de declives.

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