Así se reintroducen aves rapaces con éxito y poca inversión

Constatan las ventajas de un modelo que anualmente es cinco veces más económico que la cría en cautividad y más rápido a la hora de obtener nuevos pollos

Quebrantahuesos CSIC

NATURAL

Un equipo de investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) ha confirmado que la alimentación suplementaria incrementa de forma notable el nacimiento de nuevos pollos de aves rapaces. Este «superávit» de ejemplares jóvenes puede extraerse luego para su liberación en proyectos de reintroducción de dichas especies, costando incluso cinco veces menos al año que otros métodos conocidos, como la cría en cautividad. La investigación ha aparecido recientemente en la publicación de carácter científico Journal of Applied Ecology .

A grandes rasgos, la alimentación suplementaria consiste, tal y como explican los propios autores, en la colocación intencionada por parte de los investigadores de una cantidad extra de alimento en sitios cercanos a los nidos de las aves rapaces. Para el estudio los investigadores abordaron las estadísticas en torno a dos especies con las que se han llevado a cabo proyectos de alimentación suplementaria, el águila imperial ibérica ( Aquila adalberti ) y el quebrantahuesos ( Gypaetus barbatus ). Apunta Miguel Ferrer, autor principal del estudio, que en el año 2001 sólo se encontraban 10 parejas de águilas imperiales ibéricas en el entorno de Sierra Morena , cantidad que para el año 2015 ya había aumentado a 91 parejas, lo que representa un incremento de 810%. Similar situación se observó con el quebrantahuesos en el pirineo aragonés , que pasó de 15 territorios ocupados en 1988 a 67 en el 2017, lo que representa un aumento del 347%.

Para el estudio se analizaron los promedios anuales de los presupuestos de diversos proyectos de cría en cautividad tanto de águila imperial ibérica como del quebrantahuesos, desarrollados por entidades españolas como la Fundación Migres y la Fundación Gypaetus , en comparación con los promedios anuales de proyectos de alimentación suplementaria llevados a cabo por una parte por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía y por otra parte por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos . Mientras que en promedio los proyectos de alimentación suplementaria costaron 78.000 euros al año, por el contrario los proyectos de cría en cautividad representaron 390.500 anuales, cinco veces más.

La cría en cautividad requiere más años para la obtención de pollos

Además de la diferencia económica, explica Ferrer que la cría en cautividad requiere un mayor número de años que la alimentación suplementaria para la obtención de nuevos pollos, ya que los programas en centros suelen comenzar con individuos jóvenes que pueden tardar hasta 10 años en llegar a la madurez sexual reproductora. En cambio, con la alimentación suplementaria se aporta desde el inicio comida extra a parejas ya maduras. Por todo ello, «cada joven liberado procedente de cría en cautividad nos cuesta 146.805 euros, mientras que con alimentación suplementaria, cada joven cuesta 10.680 euros», puntualiza Ferrer.

El alimento necesario en el territorio adecuado

Este tipo de especies de aves rapaces con un largo período de vida, como es el caso del águila imperial ibérica y del quebrantahuesos, son especialmente territoriales . A medida que la densidad de las poblaciones aumenta, los territorios mejores están ocupados y las últimas parejas en incorporarse lo tienen que hacer en territorios de peor calidad. Son justamente estas últimas parejas, que tienen más dificultades para obtener presas, las que mayores beneficios consiguen con una aportación extraordinaria de alimentos, y por lo tanto las que pueden poner huevos adicionales.

Las últimas parejas tienen más dificultades para obtener presas

En ese sentido, enfatiza Ferrer que el éxito de estos programas radica no sólo en el aporte de un suplemento de alimento, sino también en disponerlo en el sitio donde resulta necesario, ya que de poco sirve, a efectos reproductivos , ofrecer comida extra a aquellos ejemplares que de forma natural ya están suficientemente alimentados. Apuntan además los investigadores que a pesar de este estudio se ha llevado a cabo con águilas imperiales y quebrantahuesos, también el método es susceptible de ser aplicado con otras especies, no sólo de aves rapaces.

Concluye el estudio que en aquellos casos en los que las poblaciones salvajes de una determinada especie son muy pequeñas, o incluso ya inexistentes, resulta imposible optar por la extracción de huevos de los nidos para los programas de reintroducción, quedando como única opción posible la cría en cautividad. No obstante, en otros casos, en los que sí se podría utilizar los huevos sobrantes de nidos salvajes , la importante diferencia económica entre la cría en cautividad y la alimentación suplementaria se convierte en un importante argumento de peso que no se puede soslayar en la metodología del proyecto.

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