Describen la primera enfermedad que afecta a una única especie de estrella de mar antártica

El continente helado está sufriendo ya los efectos del cambio climático y las medidas que deben tomarse a nivel planetario son extremadamente urgentes, alertan los científicos

Describen la primera enfermedad que afecta a una estrella de mar antártica UB

Natural

Una investigación liderada por expertos de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la Universidad de Barcelona ha identificado una enfermedad que afecta la estrella de mar Odontaster validus , una de las especies más frecuentes en los fondos marinos antárticos.

Esta patología -la primera descrita en un equinodermo del medio marino Antártico- ha llegado a afectar hasta el 10% de las poblaciones de esta especie, que es el depredador bentónico más importante de las comunidades costeras de la isla Decepción y otras regiones marinas de latitudes antárticas.

El nuevo trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, está firmado por los expertos Conxita Ávila y Carlos Angulo-Preckler (IRBio, de la UB), Laura Núñez-Pons (Estación Zoológica Anton Dohrn de Nápoles, Italia), Thierry M. Work (Servicio Geológico de Estados Unidos) y Juan Moles (Universidad de Harvard, Estados Unidos).

Las temperaturas bajas, las corrientes marinas, la erosión por las masas de hielo, los cambios estacionales sobre el régimen de luz y el acceso a los alimentos son condiciones extremas que afectan a los ecosistemas marinos en los fondos antárticos. En estos hábitats límite, la estrella de mar Odontaster validus es una especie abundante en los sustratos marinos dentro de un amplio rango de profundidades.

El nuevo estudio amplía los conocimientos sobre la vulnerabilidad de las comunidades del bentos antártico -en este caso, ante nuevas patologías- y revela que esta estrella de mar tan emblemática de los fondos antárticos podría estar amenazada por una enfermedad «que afecta a los tejidos de la epidermis y causa decoloraciones, ulceraciones e inflamaciones», detalla la profesora Ávila.

«No se trata de una enfermedad de origen bacteriano ni fúngico» , indica la profesora. «Y todo apunta a que es una infección causada por virus o micoplasmas -microorganismos unicelulares-, hipótesis que ahora estamos estudiando con más detalle. Tampoco sabemos si hay relación directa con la temperatura pero es posible, ya que hemos visto que los años con mayor porcentaje de estrellas enfermas -hasta un 10% de la población- han coincidido con años con temperaturas extremadamente altas. En otros años, sólo afectaba a un 3% de las comunidades pero no sabemos todavía el porqué de estas variaciones», matiza Ávila.

Isla Decepción

La patología publicada en el artículo del Scientific Reports es el primer caso descrito de una enfermedad que afecta a una sola especie de equinodermo. Hasta ahora, la bibliografía científica había definido algunas enfermedades que afectan normalmente a más de una especie en equinodermos de otras zonas geográficas.

«En cambio, en nuestro estudio hemos visto que la patología afecta sólo a las poblaciones de la especie Odontaster validus , en la isla Decepción, y esto ya indica unos rasgos diferenciales en relación con lo que se había descrito antes en otras zonas marinas del planeta. En otras zonas donde hemos trabajado -el mar de Weddell , en la península Antártica, por ejemplo- no hemos visto ninguna estrella, ni Odontaster validus ni de ninguna otra especie, con estos signos de afectación. Por tanto, no es posible afirmar si hay más individuos afectados en otras zonas o no», comenta la investigadora.

Según los expertos, la patología podría estar ligada a la densidad de especímenes -es, de hecho, el caso más habitual en equinodermos de otras zonas geográficas- pero no parece que se transmita por contacto entre individuos. La enfermedad, además, parece que no es de progreso rápido, aunque en la Antártida los procesos metabólicos son lentos y esto podría ocultar la evolución de la patología en el tiempo.

Profundizar en el conocimiento sobre la enfermedad y sus efectos y luchar contra su propagación en los hábitats antárticos son los principales objetivos para el equipo del IRBio.

No parece que la enfermedad se transmita por contacto entre individuos. Ni que sea de progreso rápido

«La Antártida está sufriendo ya los efectos del cambio climático y las medidas que deben tomarse a nivel planetario son extremadamente urgentes», alerta Ávila. «Sin duda, la desaparición de una especie como el Odontaster validus provocaría cambios muy relevantes en la composición faunística de estas comunidades antárticas, lo que alteraría la red trófica y rompería el equilibrio natural en el ecosistema marino».

«En caso de que la enfermedad no produzca la desaparición de esta especie -sino únicamente una disminución de la densidad de especímenes-, el efecto no sería tan drástico, aunque esto afectaría igualmente el resto de fauna y las relaciones entre los organismos de los ecosistemas marinos antárticos. Si los efectos son menores sobre la fisiología de la especie -si causan inactividad o disminución de la depredación , etc.- el impacto sería igual pero a menor escala. Tampoco sabemos si la persistencia de la enfermedad en hábitats antárticos también podría acabar afectando a otras especies locales a largo plazo», concluye la investigadora.

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