EDUCACIÓN AMBIENTAL

Los docentes piden patios más naturalizados para impartir clases al exterior

Un estudio realizado por CREAF señala que la distancia que muchos centros educativos tienen hasta el espacio verde más cercano dificulta sacar la clase al exterior

El proyecto europeo Clearing House apuesta por una educación al aire libre y por patios más verdes que favorecen la implicación de los niños en los problemas ambientales y refuerza su sistema inmunitario

El proyecto europeo Clearing House apuesta por la educación al aire libre Anna Samoylova

Charo Barroso

En un contexto donde las evidencias científicas alertan de que el virus de la Covid se transmite por el aire y que los espacios abiertos y la ventilación son claves para evitar la propagación de los virus, poder realizar clases fuera es una alternativa clave. Y aunque hay ganas para ello y para sacar las clases a espacios naturales, los docentes consideran que los patios de las escuelas no son suficientemente acogedores y que muchas zonas verdes están alejadas del centro. Así lo señalan en una encuesta realizada por CREAF y el Área Metropolitana de Barcelona para saber por qué las escuelas no hacían más clases al aire libre.

La consulta, que forma parte del proyecto europeo Clearing House, pone de manifiesto que si la clase es de una hora, no resulta factible trasladar todo el alumnado. Una respuesta que pone de manifiesto que el tipo de urbanismo de las ciudades, desgraciadamente, no siempre facilita el contacto de los centros educativos con los espacios verdes. Otro de los motivos que resaltan la mitad de las encuestados (un 50,2%) es la falta de supervisión, ya que consideran que controlar una clase de 25 alumnos de media en un espacio exterior es más dificultoso para una sola maestra o maestro.

Además, casi un tercio también remarca que no tiene ninguna formación para saber cómo trasladar las actividades que hacen en el día a día hacia el exterior. «Las clases de ciencias naturales no son las únicas que se pueden hacer fuera, también se puede hacer literatura en el exterior, que ayuda a la inspiración y la paz mental para escribir, dibujo con modelos in vivo, que aportan creatividad y capacidad de observación, o las clásicas matemáticas. Son muchas las oportunidades si tienes cerca un espacio natural o un patio verde y hay que transmitirlo al profesorado», explica Corina Basnou, ecóloga del CREAF y miembro de Clearing House, proyecto europeo de reverdecimiento de las ciudades«una de las piezas más importantes para transformar las ciudades es que la educación esté cada vez más cerca de hacerse al aire libre y con unos patios verdes», insiste Basnou.

Patios más verdes e inclusivos

Ante los problemas de desplazamiento que los docentes plantean, una buena alternativa según Basnou es «hacer más verdes los patios de las escuelas y conseguir gran parte de los beneficios de la educación al aire libre. La clave está en que sean variados, que tengan zonas de prado, de árboles, algunas secciones de barro, etc. Un 74% de las encuestadas que respondieron que en ocasiones iban a dar clases en el patio, recalcaron que no era bastante naturalizado».

Aún más, trasladar la naturaleza en los patios implica beneficios sociales y comunitarios para la escuela, ya que está demostrado que los patios grises y asfaltados favorecen la segregación por género. Durante el recreo, las actividades deportivas como el fútbol acaban practicándolas más los niños -por la opresión que todavía suponen los roles de género- ocupando el 70% del patio, el espacio a menudo asfaltado como cancha de fútbol, mientras que las niñas ocupan los márgenes, el 30% restante con otras actividades. En cambio, en las zonas naturales se buscan actividades conjuntas e integradoras. Asimismo, que el patio esté rodeado de verde ayuda a que las personas con diversidad funcional accedan fácilmente. Por ejemplo, los alumnos con sillas de ruedas pueden tener de este modo árboles frutales a su altura, para coger ellos mismos, y generar el conocimiento en contacto con la naturaleza sin la problemática de tener que desplazarse a una zona verde más lejana.

Los patios verdes también son una buena opción desde el punto de vista ecológico, ya que mejoran la conectividad de la fauna y flora de las ciudades con los parques y jardines, sobre todo en cuanto a las especies que más se mueven, como las mariposas. «Tener diferentes puntos verdes en toda la urbe, sean parques o patios de escuelas, hace que las especies puedan viajar de un lugar a otro sin preocuparse de perderse por el camino. Así que cuanto más verde tengamos, más biodiversidad se adapta», explica la experta.

«Debido a los cambios en el estilo de vida y el tipo de ciudades donde vivimos, cada vez las niñas y los niños son más urbanitas. Tienen poco contacto con la naturaleza y se rodean de espacios grises, tanto en la escuela como durante su tiempo libre. No suelen jugar con el barro, a esconderse detrás de los árboles o en explorar los insectos. Y esto origina, en muchas ocasiones, que tengan un desinterés por los problemas de la naturaleza y el medio ambiente cuando son adultas »según la Dra. Basnou. Tal como dice el dicho, no se puede amar lo que no se conoce ni defender lo que no se ama. Asimismo, existen implicaciones médicas: «está demostrado por la comunidad científica que los niños que no tienen contacto con la naturaleza tienen más probabilidad de desarrollar enfermedades respiratorias y respuestas alérgicas, porque su sistema inmune no se ha expuesto tanto en el mundo de las bacterias como para aprender a combatirlos».

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