Decálogo para la Educación Ambiental

Los alumnos y profesores de dos colegios que participan en el proyecto Naturaliza ayudan a ABC Natural a elaborar la lista de prioridades

Naturaliza permite que la educación ambiental sea transversal a todas las asignaturas

D. Moreno

Asuntos tan importantes como el cambio climático, los residuos, la deforestación o la contaminación afectan a todos. Por ello es importante apostar por la protección del medio ambiente desde el sistema educativo. Y esa es la   propuesta de Naturaliza, programa de Ecoembes , que ha permitido crear un método para que la educación ambiental esté presente en los colegios de manera transversal y desarrollar los contenidos curriculares con otra mirada, la del amor a la naturaleza.  

Con los t estimonios de Mercè Gil Calavera, docente del ZER Montsant; José Pastor Arnau, del CEIP Serrería Valencia; y las experiencias de sus alumnos, hemos elaborado un decálogo de valores que los niños adquieren a través de la educación ambiental del proyecto Naturaliza. Los alumnos que han colaborado son Guillem Ardevol (5º Primaria) y Adil Gaghous (4º Primaria), del ZER Montsant, e Isabela Omedas (6º Primaria), Alex Simón Molina (6º Primaria), Sandra Morales Cuadrado (6º Primaria), Salva Cubells (6º Primaria), Pau Cortés Sánchez (6º Primaria), Lorena María Sandú (6º Primaria) y Alejandro Moya Montero (6º Primaria), del CEIP Serrería Valencia.

Los alumnos de la escuela pública de Primaria e Infantil ZER Montsant, en La Bisbal de Falset (Tarragona), centro situado en el Parque Natural de la Sierra de Montsant, viven todos en un entorno rural. Sus padres trabajan en el campo . Es un centro escolar con 18 alumnos. Mercè Gil, una de sus docentes (con 6 alumnos en clase, de 3º, 4º, 5º y 6º de Primaria), explica a ABC que « uno de nuestros primeros objetivos es que entiendan la relación que tenemos las personas con el planeta y aprendan a quererlo, que ya lo hacen, y a cuidarlo. Los aspectos a los que nos dedicamos aquí son la protección del medio ambiente, el reciclaje y las actitudes que deben tomar en el futuro para mejorar este medio ambiente».

El CEIP Serrería Valencia tiene 225 alumnos y 21 profesores. El profesor José Pastor Arnau es consciente del papel fundamental que tienen los docentes: «No podemos cejar en la convicción de que únicamente el desarrollo sostenible puede garantizar a largo plazo el bienestar tanto de las personas como de la sociedad. El reto y la oportunidad que representa para nosotros es la toma de conciencia de que el planeta tiene unos límites. Es una toma de conciencia de la globalización, de las nuevas tecnologías de la información, que nos llevan también a replantear el papel de nuestra escuela ».

1. Valores ambientales. Compromiso de los centros escolares para transmitir los valores ambientales de manera transversal. Mercè Gil aclara que el ZER Montsant lleva en su ADN el conocimiento del entorno natural, y que por eso se apuntaron antes al programa «Escoles verdes». «Cada año programamos actividades sobre el conocimiento del medio ambiente y sobre actitudes que los niños deben tener para cuando sean adultos», comenta. Para José Pastor, el interés es «lograr que el sistema educativo sea respetuoso con el medio ambiente. Por eso ponemos todo el empeño y las estrategias didácticas para mediante la promoción y potenciación de actitudes comportamientos conseguir un mundo mejor».

2. Transversal. El método de Naturaliza impulsa que los contenidos curriculares tengan una mirada ambiental. Es decir, que el medioambiente esté presente en el día a día de las escuelas en asignaturas como matemáticas, lengua, ciencias sociales o ciencias naturales. José Pastor «Nosotros ponemos en marcha una serie de estrategias, después desarrollamos una serie de contenidos que son transversales, se implementan a través de todas las áreas. Propiciamos que los alumnos tomen medidas que sean ellos los protagonistas, que estén en el centro del proceso de aprendizaje», explica Pastor.

3. Aulas al aire libre. Fomento de la experiencia en la naturaleza para reconectar al ser humano con el entorno . Así se generan vínculos emocionales con el entorno, algo fundamental para poder desarrollar una conciencia ambiental. Se cambia el escenario del aula por el exterior. El docente puede desarrollar sus clases con una mirada ambiental en el patio escolar, el huerto o un parque cercano al centro, por ejemplo. Tanto el CEIP Serrería Valencia como el ZER Montsant incluyen estas prácticas.

4. Aprender sobre recursos naturales. Pau Cortés relata que lo que más le agrada es el desarrollo de los valores ambientales: «Me gusta mucho la responsabilidad con los recursos naturales que se nos inculca. Yo creo que los malgastamos, no les damos tiempo a regenerarse».

5. Reciclar correctamente los residuos. Reducir, reciclar y reutilizar. Las 3R deben ser interiorizadas por los alumnos. Guillem Ardevol lo tiene muy claro: «Reciclar lo orgánico en lo orgánico, lo inorgánico en lo inorgánico, los envases en los envases, el vidrio en el vidrio. Hay que saber bien lo que significa el color de cada contenedor». Sandra Morales explica a ABC Natural la iniciativa que realizan. Todos los días, a la hora del almuerzo, una pareja pasa por las diferentes aulas para concienciar sobre el consumo responsable : «Queremos que cada la gente opte por soluciones como sandwicheras y cantimploras» . Todos reciclan y hacen campaña en sus hogares para que se recicle: Adil Gaghous, Isabela Omedas, Álex Simón, Sandra Morales, Lorena María Sandú, Alejandro Moya Montero…

6. Productos de proximidad. Apuesta por los productos de procedencia local porque estimula la economía de la zona además de generar menos contaminación. Entre las estrategias para desarrollar el hábito de consumir productos de proximidad se halla el huerto escolar . Así lo cuenta Mercè: «Hemos realizado un estudio sobre los diferentes alimentos de determinadas recetas para ver cómo afecta el cultivo y el transporte a las emisiones de dióxido de carbono. Hemos plantado algunos de estos productos para demostrar que los alimentos que cultivamos en nuestro entorno no producen emisiones. Les ha encantado hacer recetas con productos plantados en el huerto, como espinacas». Para José, «el huerto ecológico nos ofrece esa oportunidad educativa para trabajar en una serie de hábitos, valores, cooperación, participación, autonomía y las competencias claves de una manera transversal. El hecho de tener un huerto en el colegio favorece el desarrollo a nivel social de los alumnos y su bienestar físico. Por eso proponemos la alimentación saludable». A Isabel Omedas le encanta la actividad del huerto escolar. Y Guillem Ardevol y Adil Gaghous se muestran partidarios de comprar productos de kilómetro cero.

7. Eficiencia energética. Hay que ahorrar electricidad, aprovechar al máximo la luz natural y optimizar la energía. En el CEIP Serrería Valencia, los alumnos realizan una auditoría energética . Se constituyen una serie de equipos para recoger información sobre cómo se consume la energía en el instituto. Ellos detectan los principales problemas de gestión energética de los edificios tras analizar instalaciones, equipamientos, calefacción y la luz en las aulas. Entre sus propuestas destacan que se levanten las persianas para que entre la máxima luz posible y que se reduzcan los tubos fluorescentes. Alex Simón nos cuenta que esta iniciativa se completa con «unos carteles llamativos para que la gente se conciencie de que debemos cuidar nuestro planeta.

8. Ahorrar agua. Controlar el consumo de agua, por ejemplo con el mantenimiento apropiado de grifos y baños. Los alumnos tienen que ser conscientes de la escasez de este recurso en el mundo y en algunas zonas de nuestro país

9. No dejar basuraleza en el campo. Las salidas fuera del colegio sirven a los alumnos para darse cuenta de la cantidad de residuos que se dejan diseminados en los entornos naturales. Salva Cubells, por ejemplo, recoge los residuos que se encuentra en la playa. Las excursiones sirven, según Guillem Ardevol, «para saber cómo está contaminado el campo por la basura que tira la gente».

10. Concienciar a toda la comunidad educativa. Lo primero es sensibilizar a los alumnos para que ellos formen parte de la cadena de concienciación ecológica. Todos los estudiantes comentan alborozados que hacen partícipes a sus padres, hermanos y amigos de la necesidad de tener conciencia medioambiental. Así lo cuenta Mercè: «Cuando salimos o cuando adquirimos algún producto ya son capaces de observar si hay residuos en el campo, se plantean las emisiones que pueden hacer. Ya son críticos desde el punto de vista ecológico

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