Los caracoles son uno de los platos típicos de estas fiestas
Los caracoles son uno de los platos típicos de estas fiestas - de san bernardo
fiestas de la paloma

Una verbena gastronómica

Gallinejas, caracoles y «limoná», entre otros manjares castizos, perviven en la tradición de las fiestas de La Paloma

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En plena moda del «street food» y los «food trucks» –o lo que es lo mismo, comida callejera–, las barras en las calles de La Latina, los puestos de gallinejas y entresijos y los vasos de «limoná» (limonada) son el máximo exponente de la gastronomía castiza en estas fiestas de La Paloma. Tradición que pervive gracias a los chulapos y chulapas que reivindican sus raíces en los días grandes de la patrona popular de los madrileños: la Virgen de La Paloma.

Las Vistillas comenzaron ayer a lucir sus mejores galas para una de las celebraciones más emblemáticas de la capital. Unas fiestas en las que la gastronomía es uno de los puntos fuertes que invaden cada rincón desde la plaza de la Paja a la Puerta de Toledo, incluidas las estrechas calles que rodean a la parroquia de la Virgen de la Paloma.

Aceras y parques que se transforman en un espacio para los amantes de la casquería y la plancha en los que no falta el brillo de la panceta y los chorizos.

A la tarea de saciar el hambre y animar la tarde, la noche y parte de las madrugadas de este agosto, se suman también los bares y restaurantes de toda la vida. La clásica taberna Los Caracoles vuelve a ser, un año más, una parada obligatoria a la que, hasta ahora, no han faltado ni los alcaldes de Madrid. No es difícil adivinar cuál es su especialidad, pero no está de más recordar que en este bar se toman los mejores caracoles en salsa picante de toda la capital. Una apuesta segura para sentirse profeta en estas fiestas. Además, para la hora del aperitivo, también se pueden disfrutar de unas exquisitas raciones, en su mayor parte de casquería, acompañadas de una o varias cervezas, por supuesto, bien tiradas y bien frías.

El Ventorrillo, otro clásico en la verbena, espera con los «brazos abiertos» a los fieles a La Paloma que acuden a comer su tradicional pollo al ajillo, conejo, tortilla y pulpo. Su terraza, que ofrece vistas de los frondosos jardines de las Vistillas, es una de las preferidas por chulapos y foráneos todos los años.

Casa Gerardo presume de deleitar a sus clientes con sus tostas, «difíciles de igualar». La cecina y las anchoas del cantábrico son otra de sus especialidades que logran que todo el que las prueba, repita.

Tripas de cordero fritas

Seguirán estando los fieles a las gallinejas y los que no entiendan como a alguien le pueden gustar las tripas de cordero fritas. Los que tomen «limoná» y los que brinden con sangría. Los que mantengan la calurosa tradición de llevar vestido «chiné» y chaleco de chulapo y los que opten por el pantalón corto aunque sean más «chulos que un ocho». Pero en lo que nadie discrepará es que las fiestas de La Paloma son y seguirán siendo las fiestas del verano de Madrid. Las del Madrid castizo y auténtico abierto a todos.

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