La apasionada vida de Adriana, la víctima de la casa de los horrores de Majadahonda

Adriana, la última víctima de la casa de los horrores de Majadahonda, había vivido, a sus 55 años, una vida intensa y llena de pasión. Además de su legión de amigos y su patria natal, Argentina, tenía otros tres «amores»: el mundo del arte, la protección de los animales y la astrología.

Llegada a España hace once años, decía que «trabajaba en otra cosa para sobrevivir», pese a sus inclinaciones artísticas, sobre todo por la flauta. Había cursado en la escuela universitaria artística de Hamburgo (Alemania) y también algunos estudios sobre astrología, lo que la había llevado a ser miembro del grupo «Astrólogos del mundo», en cuya web tenía su propio espacio. En cuanto a las mascotas, adoraba a los gatos, pero también se mostraba muy sensible hacia los perros.

De hecho, había protestado enérgicamente contra el sacrificio de «Excalibur», el can de la auxiliar de Enfermería Teresa Romero, infectada por ébola el otoño pasado en el Hospital Carlos III. Tenía cierto contacto con asociaciones protectoras de animales.

Como buena argentina, se rendía ante el buen hacer de Messi en el campo de juego y del gran actorRicardo Darín, cuya película «Relatos salvajes» estaba entre sus favoritas.