Gómez, recibe el cariño de Maru Menéndez, en una imagen de archivo
Gómez, recibe el cariño de Maru Menéndez, en una imagen de archivo - abc
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Tomás Gómez «arrollado» por su tranvía de Parla

El sobrecoste de ese transporte, sus pulsos con Ferraz y los pésimos resultados electorales acaban con el líder socialista madrileño

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Tenía fecha de caducidad pero él se resistía como gato panza arriba. Tomás Gómez ha pasado de aquel «invictus» de abril de 2011 al «gladiator victus» —es decir, derrotado— de ayer. Tres han sido los errores que ahora recuerdan, aliviados, los que nunca le han visto con buenos ojos. Primero, el lastre del tranvía de Parla, que ABC viene denunciando desde 2009. Un tren que le ha arrollado. También otras presuntas irregularidades como regidor de ese municipio. Segundo, su prepotencia ante el alto mando de Ferraz y, tercero, los pésimos resultados electorales a los que ha llevado al socialismo madrileño en toda la democracia.

A Tomás Gómez Franco —Enschede (Países Bajos), 1968—, le ha servido de muy poco haber sido el alcalde más votado de España en 2003 y 2007 cuando arrasó en Parla con casi el 80% de los votos de sus paisanos.

Ahí mismo, en Parla y como alcalde, este licenciado en Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense erró en las cuentas que le habían enseñado y provocó una de las mayores ruinas económicas para su municipio. Sí, un tranvía que no se llama deseo, su proyecto estrella, y que ahora mismo arrastra un sobrecoste millonario que endeuda a toda la población parleña.

Gómez es hijo de emigrantes españoles. Por eso nació en Holanda. Cuando tenía dos años de edad sus padres volvieron a España. El joven Tomás realizó casi todos sus estudios no universitarios en Parla. Para los superiores tuvo que ir a la capital, a Madrid. Su carrera, como decimos, de Económicas y Empresariales la hizo en la Universidad Complutense.

El ya exsecretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM) siempre ha estado cuestionado en la sede federal de Ferraz. Aunque arropado por secretarios generales del PSOE, como por ejemplo Rodríguez Zapatero, sus relaciones no han sido todo lo fluidas que hubiera correspondido a quien comandaba una de las federaciones regionales más potentes del socialismo español. «No se baja de su pedestal», decían ayer algunos de sus detractores. «Quiere morir matando, por eso amaga con ir a los tribunales para zafarse de la decisión de Pedro Sánchez», añadían.

Lo cierto es que Tomás Gómez, sintiéndose él mismo falsamente encumbrado y dueño de un inusitado carisma especial, se ha dedicado a echar pulsos a sus superiores federales. De hecho Ferraz intentó quitárselo de encima en 2011. Se resistió. Y, así, provoca una elecciones primarias en Madrid en las que vence (contra viento) a Trinidad Jiménez (y marea) y al mismísimo José Luis Rodríguez Zapatero. La candidata «oficial» a la Comunidad de Madrid en aquella cita con las urnas era Trinidad Jiménez que, al parecer, tuvo que dejar a su pesar, la cartera ministerial de Sanidad. Crecido con esta victoria, Gómez amagó, incluso, con presentarse a candidato para la Secretaría General del PSOE. En Ferraz no temblaron por eso pero sí confirmaron que el líder madrileño era como una espinilla que no terminaban de quitarse de encima.

«Invictus» le viene a Tomás Gómez por un cartel, a bombo y platillo, colocado en la sede socialista madrileña de la plaza de Callao. El PSM puso en la fachada del Palacio de la Prensa una imagen de su secretario general y candidato ese 2011 a la presidencia de la Comunidad de Madrid, como protagonista de la película épica. Gómez emulando a Russell Crow en «Gladiator». Qué menos. Y una leyenda que decía: «Proximamente en el Gobierno de Madrid». Aquel cartelón, con Tomás a lomos de un brioso corcel, fue retirado a las pocas horas por no cumplir la normativa. Réditos le dio pocos. Más bien, la mofa del mundillo político que le tachó de petulante.

Y queda el Tomás Gómez deportista. Una imagen labrada a base de musculación. Se le ha retratado en plan culturista (levanta pesas de 100 kilos). Acostumbraba a ir al gimnasio 4 días a la semana, corre, nada y come sanísimo. Él mismo ha comentado que hace todo esto no sólo para mantenerse en forma sino porque es hipertenso. Por lo mismo, evita la sal. Y eso que tiene tendencia a estar en todas las salsas.

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