Dibujo anónimo del Monasterio de El Escorial de 1576
Dibujo anónimo del Monasterio de El Escorial de 1576 - ABC
Curiosidades de Madrid

El día que las termitas estuvieron a punto de acabar con el Monasterio de El Escorial

En 1955, Patrimonio Nacional tuvo que pedir un crédito para detener la plaga que puso en peligro la Torre del Prior, los claustros y la sala de manuscritos del complejo palaciego

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Las termitas siempre han sido un quebradero de cabeza para el inmenso Monasterio de El Escorial. Este palacio real, basílica, panteón, biblioteca y monasterio que ocupa más de 33.000 metros cuadrados tiene un esqueleto de madera. El más suculento de los manjares para estos insectos xilófagos que apunto estuvieron de acabar, en varias ocasiones, con sus preciadas estancias.

Durante la ejecución de las obras de reconstrucción que Patrimonio Nacional realizó en 1955 en la Torre del Prior, sus técnicos encontraron una importante plaga de hormigas termitas de dos especies comunes en Europa. «Presentan puntos de ataque y vías de invasión, que ponen en grave peligro de derrumbamiento los claustros que sirvieron de enterramiento a los padres Jerónimos, la sala de manuscritos y la Torre del Prior», informaba ABC en mayo de dicho año.

«Para evitar estos seguros daños y combatir la plaga se ha presentado a la aprobación de las Cortes un proyecto de ley concediendo un crédito extraordinario de tres millones de pesetas para sufragar los gastos que ocasionen estos trabajos», explicaban. Además, el Estado recurrió al biólogo alemán Gustav Kraemer para combatir la plaga. Kraemer fue un especialista en la lucha contra la termitosis que a mediados del siglo XX se cebó con la capital, especialmente con sus edificios históricos y del casco antiguo.

«Una sola pareja de termitas crea en tres años una colonia de medio millón de insectos. Su alimento predilecto es la celulosa y una población de ese calibre precisa para su manutención de quince kilos de madera al día», explicaba en las páginas de este diario el científico alemán.

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