Lucio posa para ABC a la entrada de su emblemático negocio
Lucio posa para ABC a la entrada de su emblemático negocio - óscar del pozo
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Lucio: «Somos monumento nacional»

Casa Lucio, en la Cava Baja, cumple 40 años como icono de la cocina castiza

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En 1945, con solo doce añitos, Lucio Blázquez entró a trabajar en el Mesón del Segoviano a las órdenes de Doña Petra. Casi tres décadas después la dueña del restaurante le vendió el local y así nació Casa Lucio, uno de los iconos más importantes de la gastronomía castiza en Madrid. Desde el primer día Lucio se empeñó en construir una leyenda, y lo consiguió con «perseverancia, buen gusto, un trato inmejorable al cliente» y, por supuesto, con los mejores huevos estrellados del mundo.

En la barra del restaurante siempre hay un bullicio tremendo, pero esta semana es especial porque hay mucho que celebrar: nada menos que 40 años al pie del cañón. «Esto da gusto, es una maravilla», dice Lucio champán en mano, pletórico de energía a sus 81 años y rodeado «no de clientes, sino de amigos».

Los primeros tiempos

Los primeros tiempos, recuerda, «fueron duros, durísimos», pero con su esfuerzo y sacrificio consiguió «levantar un monumento nacional». Todo el que entra por la puerta «pasa a formar parte de la familia». Ese es, en su opinión, «uno de los secretos de que tengamos fama mundial». Por allí han pasado infinidad de personajes ilustres de todos los ámbitos, tantos que Lucio no sabe por dónde empezar cuando se le piden nombres. «Es que aquí han venido todos, ¡todos! Del mundo del cine, del teatro, del deporte, de la política... Han venido todos los presidentes del Gobierno, presidentes de Italia, de Francia, de Alemania, de Estados Unidos, nuestro Rey, que es un fenómeno, un montón de premios Nobel... solo nos faltan Cristiano Ronaldo y el Papa», bromea.

Después de 69 años trabajando, esta leyenda de la cocina madrileña sigue siendo el mejor con los huevos estrellados. «Después de 40 años nadie ha conseguido hacerlos tan buenos como yo», exclama el maestro. «Hay dos secretos. El primero es tener el mejor género. Yo voy al mercado y siempre compro lo más caro, lo mejor. El segundo es la técnica, que nadie es capaz de imitar. Cuando le enseño a alguien a hacerlos siempre me dice que soy un canalla, porque en realidad sé que nadie va a poder hacerlos igual».

Hermandad futbolera

Lucio es, además, un símbolo de la fraternidad futbolera en la capital, ya que a pesar de ser un atlético de tomo y lomo tuvo «una grandísima amistad con Santiago Bernabéu», el presidente más emblemático de la historia del Real Madrid. «Venía mucho a comer y a tomarse algo conmigo. A veces incluso veíamos partidos aquí en el restaurante. Me acuerdo de una vez que me dijo: «Lucio, tienes que hacerte del Madrid, hombre». Y yo le hice una pedorreta, ¡jaja!. Le dije que jamás, que siempre sería del Atleti, pero que también le tendría siempre cariño al Real Madrid. ¡Cómo no iba yo a querer al Madrid, a mi vecino!».

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