Teatro de la Zarzuela de Madrid
Teatro de la Zarzuela de Madrid - ISABEL PERMUY

La nueva vida del templo castizo de la zarzuela

La próxima temporada el Teatro de la Zarzuela de Madrid estrenará una apuesta arriesgada marcada por la renovación del género y de la sala

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«Larga vida al teatro...», «de la Zarzuela», apostillarán muchos, desanimados quizás tras ver el cartel de la nueva temporada del teatro madrileño. Una programación que, a primera vista, como su propio director admite, puede parecer que «tiene muy poco de zarzuelera», pero que pretende una evolución del género y del teatro. Y es que de las siete obras líricas programas, solo hay una zarzuela «pura» prevista con escenografía y además es una reposición.

Los maestros Chueca, Chapí, Bretón o Arrieta han perdido su trato preferente en su templo del Género Chico y del Grande, relegados, según dicen algunos espectadores y miembros del teatro, por las influencias de un director de origen italiano que desde su toma de posesión, allá por 2011, ya comentaba que «aunque la zarzuela se deba a un sistema de convenciones y al costumbrismo, no puede ser una víctima de él».

Una afirmación que se ha ido cumpliendo poco a poco, abandonando el teatro sus orígenes castizos y populares, para acercarse más a un teatro universal, en el que hasta caben los musicales. Una apuesta arriesgada, pero convincente que pretende abrir el género a un nuevo tipo de público para avanzar hacia el futuro.

Los Estatutos del Teatro de la Zarzuela recogen como cometido principal de éste «recuperar, conservar, revisar y difundir el género lírico español, y en concreto la zarzuela, impulsando su proyección nacional e internacional». Unos principios que pueden chocar para algunos espectadores más tradicionalistas con la programación prevista. De las siete obras que pasarán por el escenario de la calle Jovellanos, el mayor gasto en financiación irá a parar a producciones de, en apariencia, dudosa conexión con el género, como el musical estadounidense «Lady, be good!», las adaptaciones a zarzuela de las óperas francesas «Carmen» o «La Gran Duquesa de Gerosltein», así como la revista del maestro español Francisco Alonso, «Luna de miel en El Cairo».

La gran apuesta: «Carmen»

La temporada lírica se abrió ayer con la zarzuela «Carmen». Si, zarzuela. El teatro anuncia la obra maestra de Bizet como una «zarzuela en cuatro actos cantada en castellano», con una traducción del siglo XIX. Una «aberración del término» para algunos sectores del género, pero con una explicación histórica. Desde el teatro defienden esta ópera «azarzuelada»: «No es una traducción, es una recuperación de la obra que ya se presentó aquí hace casi 130 años».

Entre los muros de la Zarzuela no se escuchará tampoco «La del manojo de rosas». El teatro que dirige Paolo Pinamonti ha preferido apostar por el estreno de un musical estadounidense, «Lady, be good!», en un programa doble que también incluye la revista española «Luna de miel en El Cairo». Dos obras como preludio de un mes de marzo en el que las raíces francesas de la opereta «La Gran Duquesa de Gerosltein» volverán a sembrar las críticas de quienes prefieren un repertorio con títulos clásicos. «La idea es contrastar la zarzuela con otros géneros similares que aparecieron en el resto de Europa», se defienden.

«Sí hay zarzuelas, ¡cómo no va a haberlas!», exclaman en el teatro cuando se les pregunta por los grandes clásicos del género, adelantando que la temporada 2015/16 pondrá el acento en las representaciones tradicionales. En efecto, la zarzuela como tal tiene su hueco en el mes de mayo con «Clementina», «La Dogaresa» y «La Marchenera». Zarzuela sí, pero no «como deben ser», critican algunos espectadores. La nota de color la pone Mario Gas, con su dirección de escena en la primera obra, y el regreso de Carlos Álvarez a la sala.

Como en el caso del Teatro Real del fallecido Mortier, nunca llueve a gusto de todos. Para algunos «puristas» del género, el problema radica en el director del teatro, Paolo Pinamonti, elegido entre 27 candidatos en concurso público por «su capacidad de gestión artística» y por hablar en su programa de «la recuperación, difusión y formación» del género, como subrayaban desde el Instituto Nacional de Artes Escénicas y Musicales. El italiano «se está llevando la programación a su terreno. Géneros que están muy bien, pero para los que no hay lugar en este teatro por motivos obvios», lamenta un miembro del coro que no quiere revelar su identidad.

Las propuestas teatrales no son la única novedad que ha afrontado el coliseo madrileño en los últimos años. Estos días se dan los últimos coletazos a unas obras para mejorar la accesibilidad y los servicios, así como los camerinos. «Una casa antigua, como este teatro, necesita una atención constante», comentan desde la dirección del teatro, que también se ve afectado por los recortes en el Ministerio, del que depende. El futuro del Teatro de la Zarzuela y del género se antoja incierto, un porvenir en el que siempre existirá esa lucha entre tradición y la modernidad.

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