Iván pasea con su longboard por la Gran Vía
Iván pasea con su longboard por la Gran Vía - jose ramon ladra
ocio

La moda del «longboard» se extiende por las calles de Madrid

Este nuevo tipo de monopatín empieza a ser habitual en las principales avenidas de la ciudad, como Gran Vía, Sol o el paseo del Prado

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La gente se sorprende cuando ve a Diana, a sus 38 años, circular por Fuencarral, Chueca o el paseo de la Castellana montada en monopatín. Muchos giran la cabeza, extrañados, e incluso hay alguno que murmura: «Estos sinvergüenzas...». Pero otros se le acercan a preguntarle por qué una persona de su edad utiliza un medio de transporte tan poco habitual.

Hace ya más de un año que Diana decidió subirse por primera vez a un «longboard», animada por algunos amigos más jóvenes que ya lo utilizaban. Desde entonces, asegura: «la tabla y yo somos uno». La ha utilizado para ir a bares, a restaurantes, a museos e incluso una vez se la llevó al teatro. Destaca que le permite desplazarse rápidamente y disfrutando del ambiente, siendo mucho más práctica y fácil de aparcar que la bici.

El longboard se diferencia del monopatín tradicional (skate) por ser más grande y alargado. Aunque es peor para hacer saltos y trucos, su tamaño y su flexibilidad –es más práctico para girar y deslizarse por casi cualquier acera– hacen que sea muy utilizado para moverse por la ciudad.

Cada vez más personas de todas las edades se están sumando a esta moda por motivos muy diversos. Sam, de 24 años, se aficionó rápidamente porque le atraía la facilidad de desplazamiento y la velocidad. A Magalí, de 50 años, le entró por los ojos: le gustaba la belleza y la armonía de los movimientos. Se compró una tabla como autorregalo de Reyes y sale a montar, al menos, una vez a la semana. Ambas quedan los fines de semana con otros aficionados para realizar paseos en grupo por el Retiro, el Parque del Oeste o la zona de Madrid Rio. Muchos lo utilizan también en su día a día. Su presencia es habitual en la Gran Vía, la Puerta del Sol o el paseo del Prado.

Según aseguran sus usuarios, se trata de un medio de transporte seguro y la mayoría la utiliza de manera responsable: circulan a velocidad moderada y no lo usan en aceras por las que pasea mucha gente y hay poco espacio. Sin embargo, muchos peatones creen que circulan a una velocidad excesivamente rápida y parecen a punto de atropellar a alguien.

Multas de 600 euros

El «boom» del «longboard» también ha pillado por sorpresa a las autoridades, pues no existe ninguna normativa específica. Legalmente se pueden usar siempre y cuando no se sobrepase la velocidad habitual de los peatones. Pero la actitud de los policías varía desde los que simplemente piden a los «longboarders» que se bajen de la tabla hasta los que ponen multas de 600 euros.

Iván ha sido uno de los principales impulsores del «longboard» en Madrid. Hace dos años que, al encontrarse sin trabajo, decidió empezar a dar clases. Tuvo tanto éxito que ha creado una empresa que da empleo a tres personas: él, otro entrenador y un compañero que se ocupa de concertar las clases y los papeleos administrativos. Ahora están intentando unirse a empresas y aficionados de otras ciudades para formar una federación deportiva que, por ejemplo, facilite que se puedan dar clases extraescolares de «longboard» en los colegios.

De momento, cuentan con más de 20 clientes a los que dan clases individuales o de grupo en el Retiro. A ellas acude gente de todas las edades (desde 10 años hasta 50, aunque los de 30 son los más habituales) y de profesiones tan diversas como «coachs», abogados o profesores.

Diana, una de sus alumnas, cuenta que se trata de una actividad muy fácil de aprender, pues con apenas tres o cuatro clases ya se sabe lo básico: girar y frenar. Asegura que es un deporte muy agradecido y que se puede practicar casi en cualquier lugar. Con estos argumentos ha conseguido convencer a su hermano de que se compré una tabla. Ahora, quiere persuadir a sus padres. Y es que, asegura, «el longboard es tan sencillo que se puede disfrutar con cualquier edad».

Ver los comentarios