Lotería de Navidad 2020

Por qué soñamos con ganar el Gordo

Aunque la probabilidad de que nos toque el Gordo de la Lotería de Navidad es bastante baja, seguimos fantaseando con esa posibilidad. Te contamos el trasfondo psicológico que esconde esa ilusión

Lotería de Navidad 2020 en directo

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Fantasear con que nos toque el Gordo de Navidad es más frecuente en contextos de incertidumbre.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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¿Alguna vez has calculado la probabilidad de que te toque el Gordo de la Lotería de Navidad ? Una aproximación matemática casera, aunque no demasiada alejada de la realidad, indica que podría ser de 1 entre 100.000, mientras que la probabilidad de que no recuperemos lo invertido se sitúa en torno al 86%. Sin embargo, seguimos fantaseando con la posibilidad de hacernos millonarios con el Gordo de Navidad. Y este año soñamos o imaginamos esa posibilidad con una intensidad aún mayor si cabe pues parecemos necesitar ilusiones, esperanzas o «ganas de que algo cambie» en un contexto pandémico marcado por la incertidumbre, el miedo y la desesperanza. Así, tal como explica la psicóloga Elena Huguet , en los últimos meses se han vivido tantas pérdidas a todos los niveles (tanto económico como humano) que nos vemos en la necesidad de buscar algo que nos pueda dar esperanza. «A pesar de que se trata de un juego de azar, sentimos que la Lotería de Navidad aporta una cierta sensación de control. Pensamos que es algo que nos puede llevar a otro lado, que puede cambiar las cosas y que con algo tan sencillo como comprar un décimo , podemos conseguir una ganancia enorme», argumenta.

Precisamente esa sensación de ganancia «mágica» o «express» que le permita escapar de la incertidumbre es lo que parece imperar las motivaciones de muchas personas que se deciden en estas fechas del año a comprar Lotería de Navidad. Pero lo cierto es que esta ilusión no tiene mucho recorrido a medio o largo plazo, tal como explica la psicóloga Silvia González del Valle : «Cuando pensamos en que nos puede tocar el Gordo podemos llegar a tener la sensación de que podemos controlar el futuro, pero si lo analizamos bien nos daremos cuenta de que no está en nuestra mano, no sabemos lo que va a suceder y pronto esa sensación de control se desvanece».

Sueña, pero no te obsesiones

La explicación a esa ensoñación que nos produce la posibilidad de ganar la lotería puede ser, hasta cierto punto, saludable a nivel psicológico pues, tal como revela el psicólogo Jesús Matos , este pensamiento tiene que ver con un sesgo positivo según el cual lo habitual es que queramos que nos pasen cosas buenas y no malas. El problema viene, según explica, cuando nos convertimos en esclavos de esas expectativas o de ese tipo de pensamientos y llegamos a obsesionarnos con que nos va a tocar la lotería cuando en realidad la probabilidad es mínima.

A la hora de interpretar la realidad el experto aconseja que, dentro de ese sesgo positivo saludable, procuremos ser moderados y en lugar de interpretar la realidad de un modo demasiado optimista o incluso demasiado negativo, intentemos ser lo más realistas posible, tanto si nos toca el Gordo como si no. «Hay que tener los pies en la tierra», propone.

[En este enlace puedes encontrar el número de décimo que buscas de la Lotería de Navidad 2020 para comprarlo]

El componente social

Además de nuestros propios deseos o expectativas, los expertos también apuntan que con respecto a la Lotería de Navidad es habitual que nos dejemos llevar por una especie de ilusión colectiva que comienza con los emotivos anuncios navideños de la Lotería de Navidad en los que suelen aparecer historias lacrimógenas sobre personas a las que la vida les da una segunda oportunidad tras tocarles el Gordo de Navidad . «Este tipo de historias nos hace sentirmos partícipes del éxito de los demás, hace que nos identifiquemos con ellos y eso nos reporta emociones positivas», comenta Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen.

También el efecto «tradición » suele tener peso en el hecho de que la decisión de comprar un décimo de la Lotería de Navidad sea emocional y no racional. Así, muchas personas se suman a esta práctica en estas fechas aunque nunca participen en otros juegos de azar durante el resto del año porque se lo han visto hacer a sus abuelos, a sus padres, a sus hermanos; o incluso porque durante muchos años se ha convertido en algo así como una «dinámica de grupo». Los intercambios de décimos entre familiares y amigos, las compras de compromiso en los distintos negocios que se visitan con frecuencia o esa compra «obligada» del mismo décimo que se compra en el trabajo por aquello de «¿Y si les toca a todos menos a mí?» pueden ser algunas de las prácticas enmarcadas dentro de la dinámica de grupo.

[Podrás comprobar si tu número de la Lotería de Navidad ha sido premiado a partir del 22 de diciembre en el comprobador de décimos de ABC]

Emociones saludables si no te toca

Tener tus metas siempre presentes y agradecer y valorar lo bueno que tienes en la vida son algunas de las claves para construir emociones saludables en torno a la posibilidad o no de que nos toque la lotería. Como explica la psicóloga Elena Huguet, trabajar por y para nuestras metas nos permitirá tener una sensación de control mayor que la que obtenemos con un juego de azar. Así, la experta propone que seamos protagonistas de nuestro bienestar realizando actividades que nos resulten agradables y placenteras y nos aporten valor como algún juego lúdico con familiares o amigos que no dependa de apostar, la participación en un voluntariado que te permita a ayudar a personas de tu comunidad que lo necesiten o algún juego de equipo a través del cuál puedas adquirir otros conocimientos.

Y después de hacer algo con lo que te sientas bien, conviene valorarlo y agradecerlo pues así es como se construyen refuerzos positivos , según argumenta la psicóloga Silvia González del Valle: «Lo que hemos hecho bien durante el día, la compañía de las personas que queremos, los pequeños detalles... Si conseguimos apreciar y valorar las pequeñas cosas que vivimos en nuestro día a día y somos conscientes de que somos parte activa de lo bueno que somos capaces de generar y no es una cuestión de azar , lograremos sentirnos mejor con nosotros mismos».

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