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Familiares y amigos velan a los fallecidos - EFE

La noche más larga de Bullas

El Ayuntamiento habilitó el pabellón municipal para atender a las familias

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«Son momentos muy difíciles en los que solo nos queda consolar a los familiares de las víctimas. Se hará muy larga la noche». El obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, visitaba en la madrugada de ayer el pabellón Juan Valera de Bullas, donde el Ayuntamiento instaló el punto de información para comunicar a los vecinos el estado de las víctimas de la tragedia, ocurrida horas antes cerca de la Venta del Olivo. Muy afectado, el prelado se interesó por la situación de cada uno de los afectados en el accidente, en el que también falleció Miguel Conesa, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que fue quien organizó el viaje al Cerro de los Ángeles (Madrid).

En ese lugar se halla el convento de las Carmelitas Descalzas que fundó la Madre Maravillas de Jesús. «Solo podemos dar palabras de aliento a los que ahora sufren el dolor; no recuerdo una desgracia como esta», reconoció el obispo.

Llantos, lágrimas... Padres, hijos, primos y amigos de las víctimas fueron llegando desde las dos de la madrugada al pabellón. Allí les esperaban miembros de la Unidad de Auxilio Psicológico de Protección Civil. En los primeros momentos, casi nadie tenía noticias de sus allegados. Había que cruzar los datos de Guardia Civil y de los hospitales donde se encontraban los heridos. La información llegaba gota a gota y a veces era confusa. Algunos se enteraban por llamadas a través de móviles hechas por familiares. Entonces, los llantos y lamentos se entremezclaban con la inquietud de aquellos que se dirigían a los hospitales.

Taxis y ambulancias

Protección Civil dispuso taxis y ambulancias para el traslado a las distintas clínicas. La noche transformó el centro deportivo en un lugar helado, en el que los voluntarios se volcaban facilitando mantas y bebidas calientes. El trasiego se convirtió en rutina. Eran cerca de las 3.30 horas y cada vez llegaba más gente.

Las causas del accidente copaban los comentarios. Algunos aseguraban que se oyó decir al conductor: «¡Me fallan los frenos; no me responden¡», pero nadie tenía certezas. «Necesitan ayuda psicológica inmediata, de contención emocional», explicaba Juan José López, uno de los encargados de la Unidad de Auxilio, refiriéndose al trabajo específico de psicólogos y voluntarios. Ellos también necesitarán apoyo. «Mañana (por hoy) tendremos una reunión para que todos expresemos esta experiencia única e inolvidable. Tenemos que soltar todas las emociones que el suceso nos ha provocado», añadía dejando brotar las lágrimas. Recordaba unos de sus primeros trabajos en Protección Civil. Un camión, cargado con 30.000 litros de gasolina, arrolló a una decena de personas en la pedanía murciana de El Palmar. «Aquello me impactó tanto que aún lloro cuando viene a mi memoria. Ahora, estos chicos están viviendo algo parecido. Jamás lo olvidarán», aseguraba Juan José.

Poco después de las cuatro llegaban el alcalde de Bullas, Pedro Chico, y director general de Emergencias, Luis Gestoso, que informó del centro hospitalario en el que estaba cada uno de los heridos. Cuando le preguntaban por personas a las que no había citado, un leve encogimiento de hombros desvelaba la tragedia. El primer edil bullense tuvo que atender a una persona que cayó en sus brazos, destrozada por la noticia. Algunos de los presentes irrumpieron en llantos inconsolables. Rápidamente fueron asistidos por miembros de Protección Civil y personal sanitario, que les llevaron a unas salas más íntimas para ser atendidos por los psicólogos.

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