El juez del Caso Alvia cierra la instrucción con el maquinista como único imputado

El instructor ha dado traslado a la partes de su resolución

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El juez Andrés Lago Louro, que asumió la instrucción del caso del accidente del tren Alvia en Angrois, la ha cerrado este miércoles con el maquinista como único imputado, algo más de un año después de hacerse con la causa. Al maquinista se le atribuyen 80 delitos de homicidio por «imprudencia grave profesional» y 144 de lesiones.

En la primera etapa de la instrucción, el juez Luis Aláez imputó hasta en dos ocasiones a exaltos cargos de Adif, el administrador de infraestructuras ferroviarias, encargado de velar por la seguridad en las vías. Sin embargo, la Audiencia Provincial levantó las imputaciones.

En concreto, Lago Louro, en el auto de cierre de la instrucción, fija en 132 las personas que sufrieron lesiones que requirieron la aplicación de tratamiento médico o quirúrgico, cifra en 8 los lesionados que también la necesitaron pero a día de hoy no han alcanzado todavía la estabilidad y en cuatro otras lesiones que no precisaron tratamiento.

El juez admite como «evidente» que la seguridad de la vía en la que se produjo el descarrilamiento en la víspera del Día de Galicia de hace dos años «podía ser mejor».

Sin embargo, alega que «no existe elemento alguno que permita atribuir causalmente —siempre desde el punto de vista penal— la génesis del accidente a la ausencia de ERTMS». «No existe ninguna disposición normativa que impusiere como obligatorio tal sistema de seguridad», afirma, recordando lo dicho por la Audiencia en su día en 2014.

El maquinista lo tenía «asumido»

El maquinista Francisco Garzón Amo conducía despistado antes de llegar a la curva de A Grandeira, donde el ferrocarril descarriló. Según ha declarado Manuel Prieto, abogado del imputado, tenía «asumido» hacía tiempo que Garzón sería «el pagano» del accidente y ha apuntado que va a recurrir, para lo que dispone de un plazo de tres días —mediante recurso de reforma en plazo— a contar desde este jueves.

«Era un auto anunciado de la misma forma que era un accidente anunciado», ha criticado el letrado, haciendo referencia al aviso que dio en su día, después de la inauguración de la línea, un jefe de maquinistas, que alertó de la peligrosidad de la curva de A Grandeira, donde impactó el ferrocarril, sin el sistema de ERTMS implantado y con la necesidad de reducir la velocidad con una señalización que este profesional consideraba insuficiente.

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