Procesión del Santo Encuentro, en la Semana Santa de 2015
Procesión del Santo Encuentro, en la Semana Santa de 2015 - efe

Los cofrades ferrolanos no se fían del alcalde

El regidor intenta agradar a la vez a su electorado y a las hermandades: se compromete a mantener las ayudas... pero busca que el dinero proceda de otras administraciones

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Aunque el discurso del alcalde de Ferrol, Jorge Suárez, hacia la Semana Santa ha virado desde un ninguneo inicial hacia el actual piropeo, los cofrades no se fían del regidor. Después de que en primavera amagara con suprimir por completo la subvención municipal a la Semana Santa, mantuvo una reunión a principios de verano en la que matizó su postura y citó a las hermandades a otro encuentro que tuvo lugar el pasado martes. En él, garantizó que trabajará para que se mantenga la aportación económica institucional a esta celebración religiosa y cultural, y por consiguiente, turística. Pero sus buenas intenciones no terminan de convencer a la Xunta de Cofradías. Suárez se compromete a buscar esos fondos, pero no aclara qué pasará en caso de no conseguirlos.

Delega la responsabilidad sobre esta fiesta de Interés Turístico Internacional en la Diputación de La Coruña y la Xunta, a quienes pedirá que aporten los 75.000 euros que hasta ahora daba el Concello. «Vamos a estar muy pendientes para que no se ningunee a la Semana Santa. Es solo un principio de acuerdo», expone el presidente de las cofradías ferrolanas, César Carreño.

Hoy mismo el alcalde —de Izquierda Unida, pero bajo el paraguas de Ferrol en Común— se ha citado con el presidente de la Diputación, Valentín González, a quien solicitará 35.000 euros. Hasta ahora, la institución provincial ya venía colaborando con la Semana Santa, pero no a través de una cantidad en efectivo, sino con la impresión de su revista. También contribuye el Gobierno gallego a través de la Axencia de Turismo, que suele entregar 40.000 euros al Ayuntamiento para emplearlos en promoción. Suárez quiere que el concepto de esa ayuda varíe y se utilice directamente en los materiales necesarios para las procesiones.

De facto, esto supone una merma en las cantidades de las que la Semana Santa se beneficia. Desde las hermandades se interpreta como un intento de agradarlas a ellas y, a la vez, de no desencantar a su electorado, que por defecto tiende a oponerse a que una administración pública respalde cualquier evento con credo.

«No quiero laminar la Semana Santa», justificó este miércoles Suárez, que contrapuso un supuesto trato de favor hacia las cofradías en detrimento de otras entidades sociales o deportivas que sufrieron «recortes constantes». «Otra serie de entidades no tuvieron que pasar por ello», declaró de forma velada hacia la Xunta de Cofradías. En su opinión, no es una cuestión de «represión» sino de «equidad y de justicia».

Al tiempo, reconoce sin embargo la relevancia económica de esta tradición en una comarca con una alta tasa de paro. «Supone un imprescindible revulsivo que redunda en la creación de empleo y de riqueza, además de funcionar como escaparate turístico», sostiene... pero sin dejar de buscar la fórmula para darle lo menos posible.

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