Rajoy, el pasado domingo en el Castillo de Soutomaior
Rajoy, el pasado domingo en el Castillo de Soutomaior - tarek

Louzán equipara Soutomaior al uso de la Quintana por el Bloque

Las declaraciones del líder del PP pontevedrés responden a las intenciones de veto de Carmela Silva

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La nueva presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, ha abierto un debate con su intención de vetar el uso del Castillo de Soutomaior al PP que amenaza con traer cola. La socialista no quiere que los populares comiencen más el curso político en este recinto, edificio que forma parte del patrimonio público de esta institución provincial. Después de que este dato se conociera en la cita del pasado domingo, Rafael Louzán, líder del PP pontevedrés, criticó ayer la actitud «sectaria» de Silva y le recordó que el uso de los jardines de esta fortaleza anualmente es el mismo que el del BNG —y otras formaciones nacionalistas— hace de la santiaguesa plaza de la Quintana cada 25 de julio.

«Silva hablaba de abrir puertas y ventanas y lo que está haciendo es precisamente lo contrario», reprochó Louzán a su sucesora en el cargo gracias a un bipartito entre los socialistas y el Bloque para impedir que el PP repitiera al frente de la Diputación. No obstante, asegura que no le sorprende la decisión, aunque acusa a ella y a sus socios de «arrinconar y amordazar» al Partido Popular.

Aunque incluso el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, restó importancia a la amenaza de Silva y sostuvo que el próximo año repetirán en Soutomaior, Louzán se anticipa y pide que, de no poder reunirse en este lugar, el inicio del curso político se siga desarrollando en Pontevedra.

El «disgusto» de la novia

Lamentó, además, que «el gran perjudicado» es el propio pueblo, que reúne a más de mil personas. Sin embargo, el secretario pontevedrés del PSOE, Santos Héctor, puso en duda que haya repercusión económica. Se alineó con Silva al afirmar que dicho monumento es «un espacio público que no puede ser ocupado para un acto político». En todo caso, emplazó a los populares a utilizar las salas del recinto. Héctor justificó que en 2014 el acto se cambió de fecha por un problema de agenda y coincidió con una boda «y a la novia aún no se le pasó el disgusto».

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