Tocata y fuga al Senado

Las turbulentas aguas que bajan desde la sede del PSdeG parecen estar encontrando una quietud forzosa, la que impone el entorno de Besteiro, que le conmina a evitar esta desconocida faceta visceral y volver a la relatividad que le caracteriza. De aquella dimisión ante Ferraz y la renuncia al Senado pasamos a ganar tiempo hasta el día 31, fecha de su cita con De Lara. Lo que produce perplejidad es que, a estas alturas, alguien crea que la juez vaya a reconocer que imputa por error y lo enmiende en tiempo real.

Lo del Senado es un arma de muchos filos. Es una veleidad entendible que los políticos gallegos se agarren al aforamiento de la Cámara Alta como vía de escape para evitar a De Lara y su rayo imputador.

El Supremo se ha mostrado mucho más garantista —y ágil— que la juez instructora, y ha desmontado alguna de sus quimeras conspiranoicas.

Pero no es lo mismo ir limpio y que te llegue la citación a posteriori al hecho de marcharte sabiéndote señalado, porque por el camino te dejas plumas. No parece la actitud más transparente y honesta para todo un secretario general del PSdeG. La renovación no puede pasar por los tics de la vieja política.

Ante los ojos críticos de la opinión pública, Besteiro va a quedar como un político que huye de la Justicia de Lugo para que sea el Supremo quien evalúe su caso. Y genera no pocas dudas que ese peaje en materia de imagen y credibilidad se pueda ver compensado con un hipotético fallo absolutorio.

La imagen del político huidizo no es beneficiosa para Besteiro. Pero tampoco lo es para el PP, cuyo voto es imprescindible para consumar el viaje al Senado del líder socialista. Porque mientras uno se afora y otro cree ayudar a su descrédito, el populismo cosecha votos denunciando los cambalaches «de la casta».