Xurxo Rodríguez, durante un juicio en la Audiencia Nacional
Xurxo Rodríguez, durante un juicio en la Audiencia Nacional - efe

Resistencia Galega amenaza a los reos «desleales» para evitar más fugas de la banda

El grupo terrorista señala a los militantes arrepentidos en un intento por frenar el goteo de deserciones

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El salto cualitativo que para Resistencia Galega supuso su designación como organización terrorista en 2013 está pasando factura a la maltrecha estructura de la banda. Ante condenas de prisión que oscilan entre los siete y los once años de cárcel, algunos de sus integrantes no dudaron en confesar ante los tribunales su pertenencia a RG, en desvelar los objetivos de la banda y en delatar a sus compañeros. Uno de los casos más sonados fue el de Xurxo Rodríguez Oliveira, que en un juicio celebrado el pasado año en la Audiencia Nacional reconoció haber planeado atentar contra una sede del Partido Popular desvelando paso a paso sus movimientos. Junto a él en el banquillo se sentó Carlos Calvo, que negó hasta la propia existencia del grupo.

Cuatro arrepentidos

Los cada día más frecuentes arrepentimientos de algunos de sus presos provocaron que hace unos días el grupo terrorista emitiese un comunicado a propósito de este goteo de «deslealtades». En un documento remitido por el Colectivo de Presos Independentistas Galegos (CPIG), los autores del texto critican «la derrota y claudicación de algunos encarcelados». Echando la vista atrás, el texto remite a las 18 personas que han sido condenadas por su vinculación con la banda y apunta que, de ellas, «hay cuatro que acabaron optando por salidas individuales y desleales a la lucha colectiva». A modo de corolario, el mencionado comunicado resume las instrucciones de la organización independentista a sus integrantes en un tono que denominan como «clarificador»: «Dentro del Colectivo, todo; fuera del Colectivo, nada», amenazan de manera directa.

La merma que los continuos varapalos judiciales generaron en la banda también se ha dejado notar extramuros. Según fuentes de la lucha antiterrorista confirman a ABC, la gravedad de las condenas a las que ahora se exponen tanto sus miembros como sus colaboradores está dificultando la captación de nuevos militantes y provocando que algunos de ellos den un paso hacia atrás. A las penas de prisión se suma el desplazamiento a centros penitenciarios de todo el país en los que los presos son ingresados en el conocido como régimen Fies 3, propio de las organizaciones armadas.

Última aparición de la banda

El comunicado hecho público el pasado 17 de abril es el primer llamamiento a las bases de la banda desde que en julio de 2014 el líder de la organización terrorista, Antón García Matos alias «Toninho», colgase en la red un vídeo de 37 minutos. Fugado desde la «operación Castiñeiras», «Toninho» animaba a sus militantes a movilizarse argumentando que «los enemigos de Galicia deben ser fustigados en todo lugar y circunstancias». Pocos meses después, a principios de octubre del mismo año, la banda perpetraba su último atentado.

El objetivo elegido fue el ayuntamiento lucense de Baralla, contra el que los terroristas emplearon cinco kilos de explosivo. La deflagración provocó daños en el consistorio y —por vez primera en la historia de la banda— destrozos en viviendas particulares y locales anexos. Tan sólo dos días más tarde, la Guardia Civil arrestaba al presunto autor del ataque. De forma casi paralela, los agentes desmantelaban un zulo ubicado en un monte gallego con tres termos cargados de pólvora. El único acusado por el atentado, Raúl Agulleiro, está en prisión a espera de juicio.

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