Francisco Caamaño, al salir de una reunión con Méndez Romeu
Francisco Caamaño, al salir de una reunión con Méndez Romeu - m. muñiz

El último discurso propio del PSOE gallego

La marcha de Caamaño estaba descontada desde hace meses. El aparato del partido le había hecho el vacío y le señalaba la salida. Este lunes dio el paso

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La primera vez que el PSdeG se rindió a Francisco Caamaño fue en junio de 2010. «Pachi» Vázquez exhibió al entonces ministro de Justicia del Gobierno de Zapatero como contrapeso al omnímodo poder de José Blanco, titular de Fomento y mano ejecutora del partido. Aquel profesor de aspecto bonachón vertebró un discurso sensato sobre el modelo territorial, mientras que Vázquez acuñó aquella expresión inmortal de «la poda selectiva del estado del bienestar».

La primera impresión estuvo seguida de otras tantas, y Caamaño se coló por méritos propios en las agendas de la sucesión de Vázquez. El primer paso dado fue la secretaría provincial coruñesa, donde pagó su desconocimiento de la fontanería interna del partido con el desprecio de los sectores urbanos.

Ferrol, La Coruña y Santiago lo sentenciaron.

Su relación con Besteiro ha sido intermitente. Éste iba con Rubalcaba cuando Caamaño explicitó su apoyo a Chacón. Luego respaldó a Madina cuando Besteiro se alineó con Pedro Sánchez. Malas apuestas. El entorno del ya líder del PSdeG no dejaba de ver en el ceense un posible y acreditado rival en unas primarias para optar a candidato autonómico a la Xunta. Se puso entonces en marcha la operación para hacerle el vacío y propiciar su salida, al frente de la cual Caamaño señaló a Pilar Cancela, número dos de Besteiro. La presión le obligó a renunciar y ceder el testigo provincial y conformarse con ocupar un asiento como diputado raso en el Parlamento.

«Hay un sector del partido que se alegra», comentan sus próximos, «pero al menos él tiene a donde ir, otros no pueden decir lo mismo». Deja la política gallega y «cierra un ciclo» en el que nunca tuvo mayores ambiciones, aseguran quienes lo conocen, por mucho que rivales y periodistas lo situaran en quinielas por alcanzar un poder «que nunca ansió». «Siempre decían que Caamaño esperaba su momento para dar el paso», recuerdan, «pero ese momento nunca existió». Tras el anuncio de este lunes, ni existirá.

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