Paula Prado, diputada del PPdeG, durante la entrevista con ABC
Paula Prado, diputada del PPdeG, durante la entrevista con ABC - miguel muñz
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«Espero que no se siembren dudas sobre la honorabilidad de mi familia»

No guarda rencor ni espera una disculpa de quienes la «vilipendiaron» durante este tiempo. Y se emociona cuando recuerda cómo le comunicó a sus hijos «que tenían una madre honrada»

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Paula Prado vuelve a sonreír. Tras meses de perfil bajo, de malos tragos, el instructor del TSXG pide dar carpetazo a la causa que contra ella inició Pilar de Lara desde Lugo.

— ¿Cómo es el día después?

— Sientes como un gran vacío, después de tener secuestrada tu honorabilidad durante meses, recuperarla supone una satisfacción, aunque tenía que haber sido mucho antes. Los malos tragos que pasas durante meses, leer portadas de periódico y titulares muy injustos, viendo cómo se elevaba a categoría de sentencia informes de la policía judicial, cuando llega el día después, ¿mereció la pena todo el sufrimiento para esto? Pues no sé.

— ¿Compensa la política después de todo este mal trago?

— Es una reflexión que no había hecho y que por desgracia tuve que hacer, viendo sufrir a mi madre, a mi marido, a mis hijos, sobre todo a mi hija que con once años ya entiende lo que está pasando y padeció alguna crítica en el colegio de algún compañero.

En un momento lo piensas. La política es servicio público, supone mejorar la vida de los demás, hacer una vida y sociedad mejores, ¿pero a costa de empeorar tu vida o tu situación personal?

— Ha dicho que no guarda rencor por todo lo de estos meses. Pero tampoco le van a pedir perdón.

— Tampoco lo esperaba. Sí que aquellos que han cometido errores creo que deben hacer algún tipo de reflexión, como hice yo. Otros que me han atacado, vilipendiado, injuriado, que han dado por validas conjeturas y elucubraciones que aparecían en medios de comunicación, también espero que reflexionen. Si no me piden perdón, que en un futuro no cometan los mismos errores con otras personas, porque esto por desgracia va a seguir así. También hubo dos diputados de la oposición que, en privado y sin que sus jefes les vieran, me felicitaron y me mostraron su apoyo. Y sé que lo dijeron de corazón porque son gente noble.

— ¿A los propios políticos se les ha ido de las manos la crítica?

— Creo que sí. Hemos llegado a un punto en el que hemos hecho política con cuestiones judiciales, y sólo nos estamos perjudicando a nosotros mismos y a la propia función de la política, que es una actividad muy noble. Con estas cosas sólo alimentamos el desapego de la ciudadanía a la política, pero porque favorecemos que nuestra credibilidad se agriete.

— ¿Cómo se lo dijo a sus hijos?

«A mis hijos les dije "se acabó la pesadilla por la que has llorado tanto"»

— Llegué a casa por la tarde, estaban en la cocina, y le pregunté a mi marido si se lo había contado. Me dijo que no, y la niña preguntó qué había que contar. Le dije "se ha acabado la pesadilla". "¿Qué pesadilla, mamá?", me respondió. Y le contesté "por eso por lo que has llorado tanto y por lo que tus amigos te decían que tus padres no eran honrados, que sepas que hoy un juez ha dicho que tu madre es honrada". Y dijo "mañana les diré que qué pasa, que si no han leído el periódico".

— ¿Qué le dijo Feijóo?

— Me felicitó y me dijo que había que seguir hacia adelante. No necesito que el presidente me diga mucho más, porque a mí me valen los gestos, y tanto él como el partido me han apoyado siempre, me he sentido muy arropada por todos. Todos me dieron la fuerza para seguir adelante, sobre todo en los momentos más duros cuando te llega la debilidad. Y sí lo merece, porque me gusta defender las siglas del PP y las ideas de este partido.

— ¿Uno llega a dudar de uno mismo?

— Nunca. Jamás. Si alguien pretendía eso, no lo consiguió ni conseguirá nunca. Siempre actué conforme a la ley y a derecho. Si alguna vez me equivoqué, fue sin intención ni con la conciencia de saltarme una norma.

— Feijóo anunció que propondrá el regreso de Paula Prado al comité de dirección del PP de Galicia. ¿Es ese su retorno a la primera línea política?

— Yo no sé si lo es o no, nunca quise estar en primera línea. Esté donde esté, trabajaré por estas siglas. Tengo la sangre azul, y para mí defender las siglas no supone estar en ningún puesto directivo. Lo hice en todos en los que estuve y lo seguiré haciendo donde esté, incluso cuando no sea cargo electo y vuelva a mi profesión.

— Habrá a quienes ni siquiera le valga una sentencia judicial para reconocer su honorabilidad. ¿El sistema se ha pervertido?

«Si alguien pretendía generarme dudas, no lo consiguió ni conseguirá nunca»

— Incluso estos días, con un auto y unas conclusiones del fiscal que explica que no hay delito y que ni siquiera participé en el expediente de esa supuesta factura inflada, todavía hay algún tertuliano que dice que no habrá delito, pero que la factura sí está inflada. Pues por desgracia veré eso. El problema de todos estos meses es que la gente ha opinado sin leerse los sumarios. Ha habido mucho juez lego, mucho tertuliano que opinaba como si fueran togados con todas las pruebas encima de la mesa.

— ¿Se ha sentido indefensa?

— Sí. Durante meses vi publicados informes de la policía judicial de una instrucción bajo secreto de sumario en la prensa, informes que son accesibles porque alguien los filtra. Y yo fui a declarar como testigo en un procedimiento bajo secreto, y tenía obligación de guardar ese secreto, porque si hablaba estaría cometiendo un delito. Una situación surrealista. Tenía que guardar silencio sobre esos asuntos al tiempo que se escribía en los medios sobre esas mismas cuestiones. Por eso recurrí al TSXG y pedí que se dirigiese al tribunal de instrucción para que se hiciese cargo de la causa.

— ¿Llamarla como testigo a declarar a Lugo fue una argucia para esquivar su aforamiento?

— No lo sé. Confío absolutamente en las actuaciones judiciales. Lo que sí sorprende es que después de que haya dos informes de Vigilancia Aduanera cuestionando que yo pudiera haber cometido algún tipo de delito hubiera sido llamada como testigo a pesar de que ya obraban en el sumario. Eso sí es sorprendente.

— Hay alguna cosa más. El instructor del TSXG afeó a De Lara que hubiera informes de Aduanas sobre usted que no tenían mandato judicial. ¿Eso es habitual?

— No, es que lo normal es que la instrucción la dirija un juez y se valga de la policía judicial para desarrollarla. Pedimos al Juzgado de Instrucción nº1 que acompañase los autos judiciales que sostenían los informes de Aduanas. Pues la instrucción se realizó de otra forma. No sé si el procedimiento es distinto al ser una macrocausa. Pero no, no es lo habitual.

— Su caso, los de Barreiro y el presidente cántabro ante el TS, la imputación negligente del alcalde de Ferrol... ¿No siembra todo una duda razonable acerca del proceso?

«El problema es que la gente opina sin leerse los sumarios»

— No sé todo el resto de informes de la policía judicial están sustentados sobre pruebas más sólidas. Puedo decir que hay informes de Aduanas sobre mí... Uno dice que la empresa Aquagest hizo obras gratuitas en mi edificio, y si se lee, ve que eran obras en la concejalía que yo dirigía. Se había roto una arqueta del baño, llamé al departamento correspondiente para que se arreglara y éste con la empresa concesionaria. Bien, pues el informe de Aduanas dice que fueron en mi edificio. Después eso se filtra y los medios dicen que era mi casa, porque como no se aclara cuál es «mi edificio», ni hay una investigación más profunda... Y como esas hay muchas.

–¿Nos transmitieron la imagen de que Santiago estaba ahogada en la corrupción?

— Esa fue la sensación. Pero hemos visto cómo se ha resuelto el caso de los siete concejales. Nunca prevaricaron. Eso, unido a otras cuestiones que todos recordamos por desgracia en estos últimos tiempos, dieron una imagen que no era. Aquí no hubo un gobierno corrupto. A eso han contribuido los partidos de la oposición. A estos siete concejales se les persiguió por parte de militantes de partidos de la izquierda radical, acosándolos en actos, haciéndoles escraches en la calle porque había que evidenciar que eran unos corruptos. Y eso no pasó en Lugo ni en Orense, donde también había imputados.

– ¿Cree que hubo mala fe contra usted?

— ¿Por parte de los partidos políticos? Desde luego. Yo les molestaba y me quisieron quitar de en medio. Cuando ni siquiera estaba imputada, pedían mi dimisión. Y de otro diputado, que está a punto de ser procesado, dicen que respetan las decisiones judiciales. Esos mismos que pedían mi cabeza.

— ¿Y mala fe en la justicia?

— Yo creo en la justicia, plenamente. Pero en la justicia con mayúsculas. Y tenemos que creer en ella, porque si no, sería el fin de la democracia. Una vez, Albor me dijo “el día que lleguemos a la politización de la justicia, será el fin de la democracia”.

— En el proceso se señaló a su marido, sobre el que aún parece que sobrevuelan informes de Aduanas. ¿Teme que pueda haber novedades?

— No. Mi marido lleva veinte años dedicándose a su labor profesional. Le voy a decir una cosa: espero que no se siembre ni una sola duda más sobre la honorabilidad de mi familia y mucho menos de mi marido. Porque entonces estaríamos hablando de otra cosa.

— ¿Le pareció casual que mientras se instruía la causa contra usted se pidieran nuevos informes sobre su marido?

— No lo sé, igual era para acreditar que efectivamente no hay nada contra él. Quiero pensar eso.

— En todo este tiempo, ¿llegó a sentirse sola?

— Nunca. Mi familia y mis amigos estuvieron siempre ahí. Y en todo momento me sentí acompañada por el partido. Cada vez que salía una noticia desagradable tenía llamadas y mensajes de personas dándome su apoyo. Yo no he llegado aquí por casualidad, sino tras muchos años de trabajo. Y la gente que ha estado conmigo todo ese tiempo sabe cómo soy.

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