El canónigo, Daniel Lorenzo; el deán, Segundo Pérez; y el administrador, Francisco Domínguez
El canónigo, Daniel Lorenzo; el deán, Segundo Pérez; y el administrador, Francisco Domínguez - efe

A la Catedral de Santiago le salen las cuentas

El santuario, que corrobora el aumento de vigilancia debido a la alerta yihadista detallado por ABC, plantea colocar arcos de seguridad y restringir las mochilas

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Un revelador gesto al comienzo de la rueda de prensa sirve para resumir las mejoras que las finanzas de la Catedral de Santiago han experimentado a raíz del robo del «Códice Calixtino». Da la bienvenida el deán del santuario, Segundo Pérez, que se confiesa un «perfecto analfabeto en la economía». Así que cede la palabra al administrador de la Fundación Catedral, Francisco Domínguez, un laico dedicado profesionalmente a la contabilidad y la gestión empresarial a quien en septiembre de 2012 el arzobispo, Julián Barrio, le encomendó reflotar la imagen del templo. Dicho y hecho. Después de varios ejercicios con un notable déficit como consecuencia, principalmente, de la inversión que se necesitó para mejorar una seguridad entonces muy deficitaria, Domínguez presentó este miércoles unas cuentas saneadas.

Por primera vez, el templo consigue superávit en un año no santo.

Hasta ahora, sólo en los Xacobeos la basílica ingresaba más de lo que gastaba. En 2014 fue capaz de imitarlo. A las arcas del templo llegaron 1.729.982 euros y salieron 1.545.000, lo que generó un remanente de 184.937 euros. No obstante, ese dinero no sigue hoy en la hucha de la iglesia matriz compostelana, que al no ser una entidad mercantil no busca el beneficio, sino que se destinó a obras de restauración y conservación como complemento a lo ya aportado a través de subvenciones públicas.

Por capítulos, casi el 60 por ciento de los ingresos llegó a través de la «generosidad» de los fieles, sólo en donativos superaron el millón de euros. Las tiendas reportaron el 24 por ciento con 423.185 euros, en los que se incluyen también las ofrendas del botafumeiro. Ponerlo en marcha, salvo en las celebraciones en las que funciona previamente programado, cuesta 450 euros. La Axencia de Turismo aportó 113.872 euros en subvenciones «para el mantenimiento de la Oficina del Peregrino» (6,6 por ciento) y los arrendamientos de locales como los situados en Azabachería generaron 111.157 euros, es decir, el 6,4 por ciento. Además, la acción cultural desarrollada por la Catedral compostelana también obtuvo beneficios, algo «poco habitual», tal y como advirtió Domínguez. En concreto, representa el 2,9 por ciento conseguido con el museo o las visitas.

Con auditoría externa

En cuanto a los gastos, el 35 por ciento (542.238 euros) lo absorbe la liturgia, fin principal del templo como meta del Camino de Santiago. La seguridad es el segundo concepto más abultado con un 26 por ciento (405.731 euros), cuatro veces más que antes. Pese a ello, aún no se ha alcanzado el nivel óptimo que los responsables del monumento quieren, por lo que seguirá siendo una apuesta importante. El mantenimiento acapara el 21,7 por ciento del presupuesto (335.617 euros) y la administración y suministros el 11 (169.355). Cierra la actividad asistencial, principalmente a través de Cáritas, con casi un 6 por ciento (92.104 euros).

Todos estas cifras están auditadas por una firma externa, al igual que los sistemas de administración están homologados por una consultora. «La contabilidad de la Catedral sirve hoy como elemento de gestión, no sólo de registro», ilustró Domínguez, quien preguntado al respecto, respondió rotundo:«Es imposible» que se repita en la basílica otro robo como el del «Códice» en 2011.

El gran reto ahora, una vez garantizada la seguridad del patrimonio, es velar por la seguridad de las personas. Al respecto, los responsables del santuario corroboraron la exclusiva de ABC del pasado lunes, en la que se detallaba qué tipo de refuerzos de seguridad se han desplegado en el templo, ordenados por el Ministerio del Interior y aconsejados, además, desde Francia, debido a la alerta yihadista en Europa a raíz de los últimos atentados.

Amenaza terrorista

El templo necesita mayor financiación para poder asumir los costes que esto representa, pues hará falta «más personal y arcos de seguridad». No obstante, matizaron que los fondos precisos intentarán buscarlos sin necesidad de dinero público, pues el objetivo de la Catedral es ser autosuficiente al margen de las restauraciones, que debido a su elevado importe están necesitando la implicación de todas las administraciones. Hay una recomendación oficial para instalar los sistemas que detecten objetos sospechosos en los accesos a la tumba del Apóstol, pero «su implantación es compleja», indicó el presidente de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo.

El canónigo apunta que las plazas que rodean al recinto religioso «son de titularidad pública» y ve «complicado» su instalación en el interior del templo, por lo que es un tema que se está estudiando. Lorenzo se expresó con absoluta claridad al declarar que «hay mucho terrorista suelto y las cámaras de seguridad no pueden percibir un explosivo», sino que tan sólo se limitarían a grabar una eventual detonación. Dentro de estos nuevos mecanismos de control estará también la prohibición de entrar con mochilas, restricción que se implementó en 2010, último Año Santo, pero que luego no tuvo continuidad. «La autoridad lo dicta con sentido lógico. No poder entrar con mochilas no es sólo cosa nuestra. Esa realidad está ahí», advirtió el deán.

En lo que todavía deben ponerse de acuerdo en la Fundación Catedral es en la utilización de los 1,7 millones de euros robados por el ladrón del «Códice», que no serán definitivamente del templo hasta que haya una sentencia que no sea recurrible en instancias superiores. Domínguez aboga por destinarlo a conservación, mientras que el cabildo considera que, al menos una parte, deberá dedicarse a alguna causa social.

Estado de las restauraciones

Los presupuestos de 2015 no fueron presentados debido a que existen dos «eventualidades». Una de ellas, el traslado de la Oficina del Peregrino a nuevas dependencias, que supondrá 75.000 euros; y la otra, las obras de restauración de puntos como las cubiertas, aún en fase de licitación y que, en función de cuando arranquen, afectarán con mayor o menor intensidad a las visitas turísticas, una vía de ingresos. Lo que no termina de funcionar es el plan de micromecenazgos que pretendía construir una red de amigos de la Catedral. Hasta el momento sólo cuenta con 150 miembros y «la gran mayoría no están empadronados en Santiago. Es inexplicable», lamentó Domínguez.

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