El bipartito pontevedrés se resquebraja

«Un gobierno único, solidario, proporcional en responsabilidades y recursos, que tendrá como principios básicos la austeridad en la gestión y en el gasto, la simplificación administrativa, la transparencia y el diálogo, con la máxima lealtad entre todos los miembros del gobierno, sean de la misma o de distinta opción política y con un programa básico común». Toda una declaración de intenciones por parte del alcalde Miguel Anxo Fernández Lores, allá por el año 2011. Así rezaban los principios básicos del pacto de gobierno que el nacionalista pontevedrés sellaba con su socio Antón Louro. Impecables sobre el papel, pero difíciles de cumplir en la práctica.

Hoy, PSdeG y BNG están más distanciados que nunca y los desencuentros entre los inquilinos de la Plaza de España se hacen cada día más evidentes.

Diferencias irreconciliables que trascienden el ámbito político en asuntos claves para la ciudad. El matrimonio de conveniencia se resquebraja mientras sus miembros reducen la tensión a la categoría de anécdota.

El modelo circulatorio en el entorno de A Barca supuso uno de sus encontronazos más sonados, junto a las retribuciones de los concejales del PP, el PGOM o los sobrecoste del estadio de Pasarón. El PSdeG quería respaldar con informes el empecinamiento de Lores de reducir la intensidad de tráfico en sus calles aledañas. De no ser porque Louro acabó cediendo e, incluso, aplaudiendo la iniciativa a la que en origen se había apuesto de forma radical, el asunto se pondría haber convertido en una «pinza» entre socialistas y nacionalistas.

No tanta suerte podrían correr ahora sus relaciones en la batalla desatada en torno a la planta de compost que apoya el ala nacionalista del Consistorio. El proyecto impulsado por la Diputación de Pontevedra y el Concello se ha topado con el cierre en banda del PSOE, que ve que «se condena a los vecinos a tener un vertedero pegado a sus casas de por vida». Eran palabras de Agustín Fernández, edil de Educación y Deportes y secretario general del PSOE local, uno de los miembros del gobierno más crítico con la gestión de Lores, quien el pasado mes de septiembre mandaba una carta a los clubes deportivos censurando la gestión del munícipe en el patrocinio al triatleta Gómez Noya.

Sin acceso al expediente de la planta

«Los socios del bipartito ya no ocultan sus diferencias». No es la primera vez que se le oye decir esto al portavoz del PP en el Lérez. Sin ir más lejos, Jacobo Moreira remitía ayer una carta a Lores en la que, por segunda vez (en febrero enviaba un primer escrito en los mismos términos), le insiste en la necesidad de un gobierno «único y unido por el interés de los pontevedreses».

En la misiva, Moreira hace especial hincapié en las discrepancias surgidas a raíz de la polémica ubicación de la llamada a ser alternativa a Sogama. «Las quejas públicas del PSOE de que no puede tener acceso al expediente de la planta suponen, de ser ciertas, un denuncia de suma gravedad, que hasta ahora solo se producía con el grupo de la oposición», advierte el presidente del PP local.

Fue precisamente Agustín Fernández quien denunció no conocer los informes técnicos a los que había hecho referencia su homólogo nacionalista en Infraestructuras. César Mosquera aludió en varias ocasiones a unos estudios para descartar algunas de las propuestas barajadas para su ubicación (Silleda, Reiriz, Campañó o Verducido). Hecho, este último, que hizo saltar las alarmas en la facción socialista del gobierno. Y por si las tiranteces con el PSOE fueran pocas, a Lores no le dolieron prendas en desacreditar a su propio edil asegurando que los técnicos «aún no han intervenido». Una actitud desconcertante a ojos de Moreira, que reprocha al gobierno «no saber estar a la altura».