Puig, Oltra y Montiel, tras la firma del «Acord del Botànic»
Puig, Oltra y Montiel, tras la firma del «Acord del Botànic» - ROBER SOLSONA
EL FARO

Pobre Comunidad Valenciana

«Si lo visto en estas semanas ha sido sin pisar el Palau de la Generalitat, vayan cogiendo silla de tribuna...»

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Ninguno ha estado a la altura, ninguno. El espectáculo de las últimas dos semanas, con reuniones, desacuerdos, desmentidos, rupturas, desplantes públicos y vuelta a la casilla de salida ha retratado a partidos políticos y sus líderes, pasados y en muchos casos futuros gobernantes de la Comunidad Valenciana.

Dando por sentado que el tripartito se iba a poner de acuerdo, y que se repartirá cargos y despachos, segundo estrato de la operación tras cumplir el primer objetivo, echar del ejecutivo al PP, el desgaste público con el que comenzará a gobernar la coalición de izquierdas es más que evidente. Si lo visto en estas semanas ha sido sin pisar el Palau de la Generalitat, vayan cogiendo silla de tribuna, lo que viene, ofrecerá más espectáculo que algunas películas de Spielberg.

No se que más habría tenido que hacer Compromis para que la amenaza socialista de romper la baraja se hubiese llevado a cabo. El miércoles y tras anunciar el PSPV el cese de relaciones con Compromis, los negociadores de Oltra, tardaron poco en airear públicamente que con las relaciones formalmente rotas, representantes de PSPV y Compromis , se habían reunido para seguir avanzando en acuerdos. Nadie del PSPV salió a desmentirlo, quedaron mal todos, las formas son estas.

Mientras tanto Ciudadanos, casi tan descolocado tras las elecciones como el PP, ha mostrado falta de madurez política. Pensaba la delegación de Albet Rivera en la Comunidad que pasado el 24 M tendrían la llave, y la fuerza, para decidir el próximo gobierno. El golpe , les ha hecho incluso postularse para gobernar en el ayuntamiento de Valencia como tercera fuerza más votada, una propuesta impensable antes de las elecciones.

Y para cerrar nos queda el PP, al que muchos censuran que entregase la cuchara tan pronto a pesar del mal resultado electoral. Bien o mal planteada, lo que si es cierto es que la magnitud de la decisión no tiene vuelta atrás, especialmente para Alberto Fabra, que el miércoles y tras la ejecutiva de su partido, volvió a erigirse en candidato, el rizo final a una suituación esperpéntica, a la que todos han contribuído, a la que todos ha retratado.

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