Imagen del almacén electoral con las urnas dispuestas
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política

Uno de cada cinco valencianos no ha decidido aún su voto para 2015

PP y PSPV calculan que los 450.000 indecisos determinarán el resultado de las elecciones autonómicas y locales

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La bolsa de potenciales electores en la Comunidad Valenciana que no han decidido qué harán el 31 de mayo sigue en ascenso. Las dos principales fuerzas políticas de la región, PP y PSPV, coinciden en señalar que existe una horquilla de entre 400.000 y 470.000 valencianos que no han decidido el partido al que votarán, si irán a votar en blanco o si optarán por la abstención.

Puede visualizarse la importancia de lo que supone esta enorme bolsa de ciudadanos que se han visto afectados por el efecto del descrédito de la política, la corrupción y la crisis económica si la comparamos con los datos de las últimas elecciones autonómicas y municipales de 2011.

Así, 450.000 votos sin destino supone un 13% del censo electoral de 2011, que superó los tres millones y medio de personas.

Y si se hace referencia a las papeletas que se emitieron a las diferentes candidaturas, el porcentaje se estira hasta casi el 20%.

Esto es, que uno de cada cinco electores de la Comunidad que ejercieron este derecho en 2011 estarían ahora en situación de indecisión al respecto del sentido de su voto.

La abstención hace cuatro años fue del 29,8% y si todos los ciudadanos que muestran indefinición ahora optaran el 31 de mayo por esa opción, se elevaría hasta prácticamente el 50%, todo un drama para la democracia. Esa bolsa de escépticos procede fundamentalmente de dos sectores y condicionantes. La primera y más amplia parte de ese grupo (compuestos por unos 350.000 ciudadanos) estaría compuesta por personas que votaron en las últimas elecciones al Partido Popular.

Desgaste del Consell

El desgaste propio de la acción de gobierno en una legislatura tan dura por la crisis económica y los casos de corrupción difundidos han alejado a esta parte del electorado de las redes de los populares.

En la dirección regional del partido entienden que una amplia parte de este electorado es recuperable, ya que la situación económica va a ir mejorando en los próximos meses y de forma más acelerada de lo que se ha mostrado en este año.

Por otro lado, la irrupción de partidos de corte extremista y antisistema también puede favorecer el discurso siempre más sosegado y centrado en la estabilidad de los populares valencianos. Una baza a tener en cuenta.

En la dirección regional del PPCV no descartan, sin embargo, que una parte significativa de los indecisos opten por la abstención, mientras que Ciudadanos y UPyD podrían «rebañar» algunas de esas voluntades.

Izquierda fragmentada

Los otros 120.000 indecisos que se detectan a día de hoy en la Comunidad Valenciana proceden básicamente de la fragmentación del voto en los partidos de izquierda. El PSPV es quien peor parado saldría de esta situación, ya que, sobre todo, serían ciudadanos que votaron a la formación del puño y la rosa en 2011.

Ximo Puig lucha por minimizar esa fuga de votos que se iría fundamentalmente a formaciones como Podemos y Compromís y en menor medida a Esquerra Unida. En el caso del PP sus potenciales electores que se debaten ahora en la indefinición sobre qué hacer el próximo 31 de mayo solo pueden contribuir a mejorar las expectativas actuales del partido que lidera Alberto Fabra.

Sin embargo, en el caso del PSPV la parte de votantes indecisos sí puede afectar gravemente a su suelo electoral, ya que parecen más proclives a dar su apoyo a otras formaciones de izquierda ante la falta de argumentos que se presenten como novedosos en una coyuntura donde lo rupturista parece imponerse a lo tradicional.

Las cuentas de los grandes partidos son que con el panorama actual se puede gobernar con un porcentaje de apoyo cercano al 35% y ese umbral actualmente solo está en disposición de alcanzarlo el PP de Alberto Fabra, si se le da credibilidad a las últimas encuestas de medios comunicación, partidos y extractos regionales del propio CIS.

La campaña electoral se dispone de manera muy diferente a la última, donde el grado de «convencidos» en cuanto al apoyo a los diferentes partidos estaba más o menos establecido. La bolsa de indecisos fue menor en 2011 y aún así fue capaz de darle un «susto» al PSPV, que perdió predicamento entre los valencianos en favor, básicamente, de Compromís.

Por tanto, en esta ocasión ese porcentaje será capaz de voltear los resultados finales y determinará la gobernabilidad de la Generalitat, que lleva camino de estar en las manos de varios de los contendientes.

Quizás por ello el PP ha retrasado al máximo el nombramiento de sus candidatos para intentar tener una foto social lo más cercana posible al momento en el que se celebrarán las elecciones. Un golpe de efecto positivo de «última hora» puede suponer una revitalización de proyecto y la captación de voluntades.

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