Un instante de la simpática Danza de los Enanos, que volverán a bailar un lustro después
Un instante de la simpática Danza de los Enanos, que volverán a bailar un lustro después - ABC
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Los enanos de La Palma se preparan para bailar su polca cinco años después

La isla canaria ultima los detalles de la Bajada de la Virgen de las Nieves, sus fiestas lustrales de interés turístico nacional

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Corría el siglo XVII cuando la imagen de la Virgen de las Nieves, la patrona de la isla canaria de La Palma, «bajaba» por vez primera desde su parroquia hasta la localidad de Santa Cruz de La Palma, la capital insular. Así fue en varias ocasiones con motivo de extraordinarias sequías e incluso por una plaga de langostas que azotó las tierras de la isla. Fue tal el fervor popular que el obispo Bartolomé García decidió que «la Bajada» se hiciera cada cinco años a partir de 1680. Desde entonces, la Bajada de la Virgen de las Nieves supone, lustro tras lustro, uno de los momentos más esperados tanto por los palmeros en particular como por los canarios en general.

La población de la isla se multiplica sobremanera los días grandes de unas fiestas que gozan de la distinción de Interés Turístico Nacional desde 1965.

Los festejos incluyen más de una veintena de números tradicionales, todos los cuales, explica el cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, Manuel Poggio, han sido «ideados, elaborados y puestos en escena por el pueblo». Números de entre los cuales la Danza de los Enanos quizá sea el más conocido tanto en España como fuera de las fronteras del país. Unos enanos que llevan bailando su particular polca, el himno de los palmeros, desde 1905.

El espectáculo más esperado de la Bajada de la Virgen se abre en una primera parte con danzantes que, cada cinco años, representan un personaje distinto, desde monjes hasta marinos, pasando por peregrinos o astrónomos, por ejemplo. Cantan bajo torpes movimientos para dar paso al momento más mágico de los festejos, ese en que en apenas unos segundos, los hombres pasan por la caseta para salir convertidos en un simpático grupo de enanos saltimbanquis que ejecutan un no menos simpático baile que cautiva especialmente las miradas de los niños. El jueves de la Semana Grande de las fiestas, que este año será el jueves 9 de julio, es el día de esta Danza de los Enanos que ha trascendido hasta convertirse en un símbolo no ya solo de La Palma, sino de toda Canarias.

Claro que el de estos danzarines es solo uno de los números de un guion en que casi la totalidad de las artes (el teatro, la danza, la música, la poesía y la creación literaria, los desfiles, la arquitectura efímera o el canto) «convergen y se renuevan cada cinco años en un sencillo aparato escénico callejero», recuerda el cronista oficial de la capital palmera.

En este guion destacan otros actos como La Pandorga, un impresionante desfile de luminarias de madera y papel que recorre las calles de la ciudad; Los Acróbatas, en el que los más jóvenes participantes de la fiesta realizan acrobacias al son del pasodoble «Manolo», de Emilio Cebrián Ruiz; el Minué o Festival del Siglo XVIII, que recrea las históricas danzas cortesanas dieciochescas; el Carro Alegórico y Triunfal, una reminiscencia del teatro barroco, heredera de los autos marianos, única en la escena española; y la Loa de Recibimiento, con que se recibe a la Virgen a su llegada a la plaza de España de la capital palmera, una composición para coro, solista y orquesta sinfónica que implica uno de los momentos de mayor emotividad de la fiesta.

Este año, la Bajada de la Virgen será el sábado 11 de julio, y al día siguiente tendrá lugar su entrada en la ciudad. Antes y después, y hasta el miércoles 5 de agosto, cuando la imagen volverá a su lugar habitual hasta dentro de cinco años, bailarán los enanos y La Palma vivirá de nuevo uno de los festejos más singulares del país.

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