Diez sitios para comer buenos arroces en Alicante
juan carlos soler
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Diez sitios para comer buenos arroces en Alicante

Restaurantes de toda la provincia que preparan deliciosos platos con la tradición alicantina como máximo exponente

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Restaurantes de toda la provincia que preparan deliciosos platos con la tradición alicantina como máximo exponente

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  1. Aldebarán

    juan carlos soler

    Una de las terrazas más espectaculares de Alicante. Con el puerto, la Explanada y el Castillo de Santa Bárbara de fondo, este restaurante atrae por su situación única e inmejorable y engancha por su cocina con tintes marineros, a partir de un producto de primera calidad y unas preparaciones que potencian el buen sabor original de su materia prima.

    A bordo de su mediterránea terraza se sirven arroces de los buenos. Entre su selección, clásicos como el de pata y garbanzos, el de magro y verduras, a banda, de bacalao, coliflor y garbanzos, de rape y gambas, negro con sepia, atún y gambas, de conejo y caracoles, con bogavante o de gatet, entre otros. Una gran selección en un gran restaurante, con un entorno inigualable, un trato cercano y amable y muchas y muy sabrosas opciones complementarias al plato estrella.

  2. Loli

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    El valor de lo tradicional. Los arroces, originalmente, eran concebidos como un plato para hacer con un ingrediente humilde junto con la carne, verduras o pescado de temporada. Sin perder su origen sencillo, lejos de etiquetas «gourmet», el restaurante Loli se ciñe a la génesis de cada receta para prepararla como corresponde, con mucho mimo y los productos naturales del campo autóctono por bandera.

    A leña, como mejor sabe, preparan arroces sensacionales que pueden superar en sabor a cualquier otro. La estrella de la casa es el arroz de conejo y caracoles, típico de la zona, con auténtico sabor a brasa y el grano en su punto perfecto de cocción. Además, otros tipos de arroces con el mismo trasfondo de calidad y tradición que hay en cada receta, así como entrantes clásicos, carnes a la parrilla y un precio por el que no pasan ni el tiempo ni las pretensiones.

  3. Casa Riquelme

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    Arroces alicantinos por excelencia. Casa Riquelme es sinónimo de calidad, de sabores tradicionales y de preparaciones que deleitarán al más exigente. Un lugar comprometido con la buena cocina, con las raíces autóctonas de una cultura gastronómica propia, única y reconocida en todo el mundo. Excelencia en la calidad del producto, servicio agradable y atento y recetas representativas de la tierra alicantina y su historia culinaria.

    Entre las opciones más destacadas, por supuesto, hay muchos tipos de arroz. Cuatro generaciones de arroceros como garantía de éxito en un lugar que cuenta con los más distintos acompañamientos: con pata, taurino, con magro y verdura, con conejo y serranas, negro, vegetariano, del senyoret... Sea cual sea el tipo, será un escándalo. Además, tradición alicantina en su máxima expresión con recetas como el caldero, la olleta, gazpachos o salazones.

  4. Amparín

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    En una de las joyas del Mediterráneo, Tabarca, un diáfano y tradicional restaurante frente a la playa principal de la isla se encarga de servir buenas comidas en cada mesa como un reloj suizo. Con la brisa del mar entrando libremente por los cuatro costados y vistas a las cristalinas aguas isleñas, cocina tradicional alicantina y tabarquina de muy buen nivel puede degustarse frente a una panorámica que podría ser una postal turística.

    La especialidad de la casa, además del clásico caldero de la isla, es el arroz. De la carta destacan dos deliciosas recetas: el arroz negro y el arroz del senyoret. Servido en el mismo recipiente al centro de la mesa, una fina capa de grano segrega el mundo de sabores que un buen caldo confiere, gracias al pescado fresco y de calidad y las elaboraciones más precisas y cuidadas.

  5. El Sevilla

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    Más de 50 clases de arroces y fideuás diferentes. Medio centenar de recetas deliciosas a la carta que también pueden ser encargados para llevar y disfrutar en casa, pero que tendrán la calidad por constante se coman donde se coman. De la exigencia en la selección de la materia prima y la buena mano entre fogones sólo pueden resultar grandes arroces que, además, tienen un precio de lo más ajustado en vista de lo comido.

    En la playa de Muchavista, un entorno que invita al disfrute, y con el valor añadido de sumar arroces alicantinos a la ecuación. Especialmente destacables el del senyoret y el a banda, así como «el Sevilla», de la casa, con bogavante y gambas peladas. Además, arroces de alcachofas y ajetes, mero, chopitos en su tinta o el clásico de conejo y caracoles. Buenos arroces en un mejor entorno.

  6. Barlovento

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    En Torrevieja, uno de los máximos exponentes del culto al arroz y la gastronomía mediterránea, Barlovento es una de las mejores opciones cuando de comer bien se habla. Arroces tradicionales, recetas alicantinas y torrevejenses preparadas a partir de ingredientes de mercado, de pescados de lonja, de una materia prima que sólo puede ser el origen de un sabor que destaque para bien cuando, como en este caso, el golpe de cocina acompañe.

    La decoración, todo un salón caracterizado como si de un antiguo navío se tratase, impacta, sorprende y agrada. Los sabores de la carta, más de lo mismo. Grandes pescados y carnes, pero sobre todo buenísimos arroces. A destacar el arroz de bogavante, lleno de matices y por el que vale la pena cada céntimo invertido. Además, cualquier visita a Barlovento que se precie debe contar con una ración de pulpo en la mesa. Imprescindible.

  7. Casa Filo

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    Comida alicantina casera, con sabor añejo y un ambiente costumbrista. Los lujos se sirven en cada plato, sin necesidad de mostrar pretensiones más allá de una cuidada gastronomía autóctona, rica en matices y en productos de calidad que, por qué no, también puede servirse sobre manteles de papel y en un local al uso. El factor diferencial se encuentra en la privacidad de su cocina, manejando cada comanda entre fogones con maestría y experiencia.

    Casi como en casa de la abuela, con el regusto a pureza local y a receta clásica, arroces para todos los gustos y preparaciones que merecen la pena. Raciones más que generosas, como antaño, y una amplia terraza en la que probar las distintas variedades de arroz que ofrece la casa, a ser posible, junto con su «all i oli» casero. Especialmente reseñables aquellos con fondos de pescado, para disfrutar de un local por el que, para bien de sus comensales, no ha pasado el tiempo.

  8. L'Hexagone

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    Aunque a primera vista puede parecer un restaurante francés, L'Hexagone guarda con celoso mimo un delicioso secreto. Sus cocineros, se han formado en algunos de los restaurantes que han supuesto escuelas para maestros arroceros alicantinos, otorgando así al establecimiento un curioso punto de fusión entre lo galo y lo autóctono del que resultan platos que destilan finura, elegancia y gran sabor.

    Una carta en la que pueden encontrarse desde tradicionales platos originarios del país vecino como foie gras o magret de pato hasta algunos de los mejores arroces de la provincia. Opciones clásicas como el arroz de magro, el de pata y otras muchas variedades que, en un ambiente de lo más refinado y francés, enarbolan su materia prima de mercado local para recordar a los comensales que están en Alicante.

  9. Govana

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    Situado frente al Museo Arqueológico Provincial de Alicante (Marq) y a sólo unos metros de la ladera del castillo de Santa Bárbara, Govana guarda con mimo la solera que lo erige en uno de los restaurantes de referencia de la gastronomía de la capital de la Costa Blanca. Sobrio en su decoración –que mezcla detalles mediterráneos con taurinos, algo muy propio de el barrio de El Pla, donde se encuentra– y su servicio, su carta tampoco escapa a un cuidado especial en el que la tradición arrocera y los productos de mercado casan a la perfección.

    Bogavante, chopos, magro o verduras son combinados con maestría en cocción y presentación del cereal, materia prima principal del plato rey de la zona. Sus propuestas no acaban ahí, con una larga lista de pescados de lonja o carnes de calidad que son fáciles de combinar con el vino adecuado gracias a una amplia bodega en la que elegir. Mesas generosas en espacio, cuidada cubertería e intimidad de sus salones lo convierten en una apuesta segura que es posible rematar eligiendo alguno de sus postres totalmente caseros, entre los que destacan las tartas de queso y frambuesa, la de chocolate o la de turrón y queso. I.J.M.

  10. Voramar

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    En la Marina Alta, cuna de grandes maestros arroceros y de creaciones marineras inmejorables, el restaurante Voramar se nutre de lo mejor de su entorno para ofrecer una carta variada, autóctona y llena de sabor. Una agradable terraza permite disfrutar de la benevolencia del sol mediterráneo para, mientras tanto, gozar cualquiera de sus arroces o deliciosos entrantes.

    Voramar ofrece, además, la poco frecuente opción del buffet libre en restaurantes de esta calidad. Entre las opciones, múltiples aperitivos con los que complementar un gran arroz, con especialidad innegable en el arroz a banda, el meloso de sepia y la paella de verduras. Mejillones, frescas ensaladas y frituras de pescado para preparar el paladar en la antesala del gran protagonista de la comida,

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