Para los residentes de Guliaipolé, en el este de Ucrania, dormir con el constante sonido de los bombardeos rusos ya era complicado.Pero ahora se enfrentan a una nueva amenaza: el frío."Comienza el invierno y bajan mucho las temperaturas, por lo que tratamos de ayudar a la gente con zapatos abrigados y comida, lo que necesitan".Explica uno de los voluntarios. Natalia tiene sesenta años y duerme en este oscuro sótano junto a otras cuatro personas.Al problema de la luz se le suma la falta de agua."A veces nos la traen con un camión de bomberos y otras vamos a un pozo que hay al lado. ¿Qué otra cosa vamos a hacer?" se pregunta.Su aldea forma parte de Zaporiyia, una de las regiones que Putin dijo haber anexado a su territorio. Y pese a que en Guliaipolé nunca hubo ocupación rusa, los bombardeos la han convertido en una aldea fantasma.Los pocos que se quedaron ahora viven constantemente con este sonido de fondo...en su día a día.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión