Caos y confusión en Washington sobre el estado real del presidente

Su jefe de gabinete contradice al médico al decir que detectaron signos «preocupantes»

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El jefe de Gabinete de Trump escucha la comparencia de Sean Conley, doctor de cabecera del presidente AFP

David Alandete y Javier Ansorena

Minutos después de que los médicos que le tratan dijeran que el presidente Donald Trump se halla bien y evoluciona favorablemente tras presentar síntomas leves de coronavirus, el mismísimo jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows , reunió a un grupo de periodistas y, pidiendo anonimato para hablar con franqueza, dijo: «Los signos vitales del presidente en las pasadas 24 horas fueron muy preocupantes y las 48 próximas horas serán críticas en cuestión de tratamiento. No tenemos todavía certezas sobre cuál será el camino hacia una recuperación plena».

Era ciertamente una afirmación alarmante , que contradecía todos los mensajes oficiales de la Casa Blanca hasta ese momento. Más cuando se supo que la fuente era el propio jefe de gabinete de la presidencia. Parte de su conversación fue captada por una cámara que las transmitió parcialmente en vivo y después varios corresponsales decidieron delatarle.

Los doctores sí habían dicho que Trump sintió fatiga, que tuvo tos y padeció una ligera fiebre cuando fue diagnosticado. Se callaron, sin embargo, algo que después revelaron otras fuentes de la Casa Blanca: que le fue administrado oxígeno antes de ser evacuado en helicóptero al hospital el viernes.

«¿Me voy a ir como Stan Chera?»

Algunas informaciones apuntaban a que el estado del presidente había sido más preocupante que lo que apuntaban los «síntomas leves» del parte del viernes y el optimismo que mostraron ayer los médicos, y más en la línea de la confesión preocupada de Meadow a los periodistas. Gabriel Sherman , de «Variety», citaba a fuentes republicanas cercanas a la Casa Blanca que aseguraban que, antes de partir al hospital el viernes, Trump preguntó a sus colaboradores: «¿Me voy a ir como Stan Chera ?». Chera era un magnate inmobiliario de Nueva York, viejo amigo de Trump, que falleció por Covid-19 en abril. El presidente se refirió a él a comienzos de ese mes, cuando Chera cayó gravemente enfermo, en una de las primeras muestras de que la epidemia también le podía impactar de forma personal. «Creíamos que podía ser un ingreso leve y, en este caso, está inconsciente, en coma», dijo sobre Chera, que murió dos semanas después.

Así fue la primera jornada completa de la convalecencia hospitalaria del presidente Trump por coronavirus, un caos provocado por lo insólito de la situación, la primera vez desde 1985 en que un presidente ha sido ingresado por problemas graves de salud (hace 35 años Ronald Reagan fue operado en este mismo hospital de ahora por un cáncer de colon). Hasta los médicos parecían nerviosos ayer cuando dieron su parte a las puertas de este centro médico. El doctor de cabecera de Trump, Sean Conley , dijo que había evolucionado favorablemente desde que recibió el diagnóstico positivo… hacía 72 horas.

Las fechas no cuadran

Pero las fechas no cuadraban. Si Trump sabía que era positivo de coronavirus 72 horas antes, miércoles antes del mediodía, significaba que participó aquel mismo día en un multitudinario mitin en Minnesota y en una reunión con donantes en Nueva Jersey el jueves, y que expuso a todo su equipo y a los medios que le acompañan al virus, sobre todo dada su resistencia a lucir en público una máscara. El propio Conley envió después un comunicado oficial en el que dijo que se equivocó, que en lugar de 72 horas quería decir tres días, es decir, de jueves a ayer sábado. Trump anunció que había contraído el virus jueves de noche. El doctor también dijo que su tratamiento había comenzado «hace 48 horas», lo que lo colocaría en la mañana del jueves, y después rectificó para decir que era su segundo día de tratamiento (el primero fue el viernes).

En el hospital, según los médicos, Trump está bien. Tras la tos y la fiebre, mejoró y estaba activo, aunque desde el viernes toda su agenda ha quedado cancelada. Se le vio muy brevemente de camino al helicóptero Marine One, luciendo esta vez sí una máscara, y saludando a la prensa. De allí llegó al hospital militar, donde permanece a recaudo de los médicos, todavía en ejercicio pleno de los poderes de la presidencia. Sólo si queda incapacitado, aunque sea temporalmente, el vicepresidente Mike Pence le sustituiría temporalmente.

Tal vez ante la preocupación que las palabras de su jefe de gabinete generaron ayer, Trump decidió volver a la red social Twitter , que ha dejado de usar con su habitual fruición, para escribir: «Los médicos, enfermeras y todos en el gran centro médico Walter Reed, y otros en otras instituciones increíbles que les ayudan son excelentes. Hemos hecho grandes avances los pasados seis meses combatiendo esta plaga, y son su ayuda me siento bien».

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