Tras la fría y lluviosa noche a orillas del Támesis, tocaba despertar con un buen café. Horas de eterna espera con móvil o libro en mano, preparándose para el importante día en Londres. Pulseras de identificación para permitirles salir de la cola si las necesidades fisiológicas apremian. Interminable cola que se moverá con relativa agilidad. El equipo de fe, curas para desahogar la pena, no pueden faltar en la cola para dar el adiós a Isabel II, tampoco, chubasquero, paraguas o el oso Paddington.-Redacción-
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