La sala de espera de los genocidas y los criminales de guerra

El Centro de Detención de La Haya custodia a los peores criminales acusados por la Corte Penal Internacional

La Corte Penal Internacional emite una orden de arresto contra Putin

Prisión de Scheveningen , un distrito de la Haya, donde está el módulo del Centro de Detención ICC

Carlota Pérez Martínez

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El 17 de marzo la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladímir Putin. Le acusa de ser el presunto responsable «de la deportación ilegal de niños ucranianos y su traslado de zonas ocupadas en Ucrania a Rusia». Esto, según el Estatuto de Roma, el tratado de la CPI, supone un crimen de guerra.

No es sencillo que esa orden de arresto prospere, pero tampoco imposible. Y si esto sucediera, Putin esperaría a la celebración de un juicio en el Centro de Detención de la CPI, que tiene sede en La Haya (Países Bajos).

Este centro de detención, que no cárcel, «ya que aquí los detenidos no están cumpliendo ninguna condena», asegura Marc Dubuisson, el director del Centro de Dentención, en conversación con ABC, es el lugar donde los acusados por crímenes de guerra, genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de agresión esperan a que se lleve a cabo su juicio y también mientras se celebra. Pueden pasar años desde que los detenidos pisan por primera vez La Haya hasta que o bien son absueltos y liberados o son condenados y pasan a cumplir su condena a una cárcel 'convencional'.

El centro forma parte de un complejo penitenciario holandés en Scheveningen, un distrito costero a las afueras de La Haya, por eso, por ejemplo, los controles de seguridad generales están a cargo de la Policía holandesa. Sin embargo, el módulo de alta seguridad construido dentro, que alberga a los detenidos de la CPI, el Tribunal para Kosovo y el mecanismo residual del Tribunal para la antigua Yugoslavia, está gestionado por custodios penitenciarios de estos tribunales internacionales y se rige por sus propias normas.

Los peores criminales

Por este módulo han pasado criminales como Charles Taylor, expresidente de Liberia, acusado de traficar con 'los diamantes de sangre' de las minas de Sierra Leona; Bosco Ntaganda, antiguo jefe de las milicias de Ruanda, alias 'Terminator' o Thomas Lubanga, el señor de la guerra del Congo, quien reclutaba niños soldados.

Apodado como el 'Hilton de las prisiones', debido a sus instalaciones, las celdas, todas individuales, tienen unos 12 metros cuadrados. Cuentan con una cama, una mesa de escritorio con ordenador, televisión por satélite, un inodoro y un lavabo. También tiene un amplio complejo deportivo, gimnasio incluido y varias aulas donde los detenidos pueden recibir clases de idiomas y de informática. «Al tratarse de un centro de detención y no de una prisión, los detenidos tienen bastante libertad de movimiento dentro del recinto. Pueden practicar deporte, recibir clases de idiomas, de informática. No permanecen encerrados en las celdas como en una prisión», explica Dubuisson.

Imagen principal - El centro de detención cuenta con muy buenas instalaciones que han hecho que sea apodada el 'Hilton' de las prisiones
Imagen secundaria 1 - El centro de detención cuenta con muy buenas instalaciones que han hecho que sea apodada el 'Hilton' de las prisiones
Imagen secundaria 2 - El centro de detención cuenta con muy buenas instalaciones que han hecho que sea apodada el 'Hilton' de las prisiones
El 'Hilton' de las prisiones El centro de detención cuenta con muy buenas instalaciones que han hecho que sea apodada el 'Hilton' de las prisiones ICC

Anteriormente, el edificio sirvió como prisión donde los nazis encarcelaron a los combatientes de la resistencia holandesa. Ahora, su función es custodiar a los criminales que han cometido las peores atrocidades.

Todo el complejo de Scheveningen cuenta con varios módulos, separados unos de otros. Uno de esos módulos es para los tribunales internacionales con sede en La Haya, donde cada uno tiene un piso diferente. Los detenidos de las tres organizaciones comparten algunas áreas como el patio y las zonas de deporte. «El sector de la CPI tiene a su disposición un total de 20 celdas, donde se encuentran en estos momentos siete detenidos», explica el director. Todos los detenidos son africanos: cuatro son de la República Centro Africana, uno de Malí, otro de Uganda y otro de Darfur.

El sector controlado por la Corte Penal cuenta con 30 trabajadores, entre custodios penitenciarios, el jefe del centro de detención y una pequeña oficina. «Es personal cualificado y no personal militar quienes custodian a estas personas. No pasa lo mismo, por ejemplo en la prisión de Abu Ghraib en Irak o la de Guantánamo, donde sí son militares», dice el director del centro. Además, la oficina del Fiscal está investigando 17 casos y tiene emitidas 40 órdenes de arresto, una de ellas contra el presidente ruso, Vladímir Putin.

1,5 millones de euros anuales

El presupuesto de la cárcel, explica el director, es escalonado. Depende de la cantidad de personas que están detenidas y las celdas ocupadas. Este año, el presupuesto ha sido de unos 1,5 millones de euros.

Otro de estos módulos del gran complejo penitenciario, es la controlada por el Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY). «Ahora, ya no queda nadie ahí bajo custodia», explican desde la Corte.

Estamos preparados para recibir a cualquier persona contra quien se haya emitido una orden de arresto. También a Putin

Por este módulo del TPIY pasó Ratko Mladic, apodado el carnicero de Srebrenica. Fue acusado de crímenes de guerra por el asesinato de 10.000 civiles durante el asedio de 43 meses a Sarajevo y la muerte de 8.000 musulmanes en Srebrenica durante la guerra de Bosnia. Llegó al centro en 2011, pero no fue hasta 2017 cuando el tribunal lo condenó a cadena perpetua. Ahora, cumple condena en la cárcel de La Haya. Fue también en este sector donde murió Slobodan Miloševic, expresidente serbio, tras cuatro años de juicio acusado por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio que estaban a punto de concluir.

En su momento, la detención del exlíder comunista parecía imposible, como la de Vladímir Putin ahora.

Rusia, como Estados Unidos o Ucrania, no forma parte de la Corte Penal Internacional y tampoco reconoce su jurisdicción. Algo que dificulta la aprehensión del líder ruso.

La CPI no tiene su propia fuerza policial o militar y el tribunal depende de que los estados entreguen a sus propios ciudadanos al tribunal para su enjuiciamiento. Aunque Rusia ahora no entregue a Putin a la Corte, la orden de arresto complica la libertad de movimiento del líder ruso por países que sí han ratificado el Estatuto de Roma.

La orden de arresto fue tildada por muchos como un acto simbólico, aunque desde La Haya no lo consideran «tan simbólico». «También era impensable que Milosevic acabara entre rejas y con una investigación en marcha acusado de crímenes de guerra, pero sucedió», dicen desde la Corte.

Si esto sucediera, ¿estaría la Corte preparada para recibir al presidente ruso? «Por supuesto. Estamos preparados para recibir a cualquier persona contra quien se haya emitido una orden de arresto. También a Putin», sentencia el máximo responsable del centro de detención.

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