Washington DC ha amanecido este lunes convertida en una ciudad casi de postguerra tras las protestas antirracistas derivadas de la muerte de George Floyd a manos de la Policía. Decenas de operarios trabajan para limpiar los destrozos en los alrededores de la Casa Blanca, llenos de piedras, carteles y cristales. La huella de las manifestaciones todavía es visible tras un fin de semana de rabia ciudadana. Escaparates de locales reventados o quemados y pintadas en aceras y muros son también hoy las señales que atestiguan el enfado de la gente ante lo sucedido.-Redacción-
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