La visita relámpago de Alberto Fernández que casi deja fuera a Felipe VI

El presidente argentino ha nombrado a Ricardo Alfonsín, hijo del ex presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), su nuevo embajador en España

El Rey Felipe VI recibe al presidente argentino en el Palacio de la Zarzuela ayer durante su visita a Madrid EFE

Menos de doce horas estuvo el presidente argentino en Madrid. Se reunió y almorzó con Pedro Sánchez y evitó, –con gusto aunque a petición de éste–, la rueda de prensa habitual en La Moncloa. La Audiencia con el Rey, que Alberto Fernández había dejado caer el viernes y recuperado el sábado, estuvo más cerca de un cordial saludo de media hora larga que de una entrevista de trabajo. El interés del presidente argentino estaba centrado, principalmente, en Sánchez, con quien mantiene una excelente sintonía. De hecho, la agenda, aunque escuálida, la pergeñaron, en buena medida, directamente entre ambos presidentes.

A diferencia de lo que sucedió en la visita de septiembre, cuando aún no había ganado las elecciones, en esta ocasión Alberto Fernández sí pudo despachar a sus anchas con el presidente del Gobierno pese a tener Consejo de Ministros. Otra cosa fue su encuentro con Don Felipe, en rigor, artífice de este visita oficial. Fue el Rey el que invitó, durante su estancia en Israel, al sucesor de Mauricio Macri a España y fue Fernández el que decidió suspender la fugaz audiencia que, finalmente, se celebró ayer por la tarde en compañía del Canciller, Felipe Solá y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. La resistencia al encuentro con Felipe VI la justificaban por «razones de agenda» pero la agenda oficial, sin la escala en La Zarzuela, habría quedado reducida a una reunión y almuerzo con Sánchez. Por la parte española aseguran que fue el presidente del Gobierno el que le hizo ver a Fernández lo inapropiado de renunciar a ver al Rey.

Influencia de Cristina

En el contexto actual, una decisión de esa naturaleza no hubiera sido de ayuda ni para Sánchez ni para Fernández que trata desesperadamente de revertir la imagen de un Gobierno populista con excesiva influencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuya imagen y recuerdo en Europa, no es el mejor de todos. Fuentes de la Cancillería argentina consideraban que el tropiezo de Alberto Fernández con la agenda, «se resolvió rápidamente y no debería dársele mayor dimensión». Otro de los argumentos que ponen sobre la mesa para explicar el episodio es la dificultad que planteó La Zarzuela para trasladar la reunión a la mañana fue que Fernández quería disponer de agenda privada toda la tarde (la reunión era a las cuatro y media). Don Felipe entregó ayer los títulos a los diplomáticos que aprobaron las oposiciones. El acto, que se celebra una vez al año, no podía posponerse.

La decisión de pasar menos de un día en Madrid fue, también, del presidente argentino que, anoche, voló con destino a París donde mantendría un encuentro con Emmanuel Macron y trataría de verse –o hacer una conferencia– con Josep Borrell, para que interceda a favor de Argentina en la UE. Fernández mantuvo una «agenda» intensa en Italia, donde se reunió con el Papa, el presidente Sergio Mattarella y Giuseppe Conte. En Alemania se entrevistó y cenó con Angela Merkel (hicieron una declaración conjunta pero no hubo preguntas), mantuvo un desayuno de trabajo con el Comité de América Latina de Empresas Alemanas y entrevistas privadas con una docena de empresarios. En España, la agenda original incluía una cita en la Casa de América y una reunión con la CEOE. Ambas, en el ajuste, desaparecieron.

Fernández negó el lunes que Ricardo Alfonsin fuera a suceder a Ramón Puerta en la Embajada de España. Su designación, la comunicó ayer personalmente al Rey y a Pedro Sánchez.

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